
Tantas cosas me maravillan de Hakomi, la escuela terapéutica creada por Ron Kurtz. Muchas de ellas contradicen las ideas que yo tenía más arraigadas. Por ejemplo, he vivido gran parte de mi vida queriendo bajar mi nivel de angustia. Para preocuparme menos, he usado diferentes estrategias a lo largo de la vida, pero de muy joven trataba de hacer muchas veces "lo correcto", y No me refiero a tener una conducta virtuosa.
Más bien se trataba de evitar quedar en ridículo, sobre todo frente a los demás. Cómo debía hablar, cómo había que caminar, cómo debía moverme, (me acuerdo que un compañero de secundaria me dijo entre qué falanges de qué mano había que poner el cigarro, cómo llevarlo a la boca y cómo debía mirar para hacerlo en forma "más masculina". Él tenía un aspecto más infantil que yo, pero me impresionó que realmente tenía algo de vaquero de Marlboro y, desde luego, adopté esa manera). Mi trabajo era descifrar qué era eso "correcto" y hacerlo tan bien como pudiera. No había muchas alternativas; otras maneras de hacer las cosas estaban más o menos erradas.
Otro aspecto muy importante era no llegar a parecer estúpido. Sobre todo me concentré en leer, aprendía mil cosas con tal de obtener comentarios sobre mi inteligencia.
Desde luego, mi nivel de angustia no bajaba. Simplemente lo manejaba de esa manera que me hacía sentir un poco más cerca de lo aceptable. Ya en la universidad sentí que necesitaba apoyo, que había algo en mí que no estaba funcionando bien y así busqué a mi primer terapeuta. Tengo la experiencia de varias terapias de diferentes corrientes. Ha sido un camino largo.
No pretendo que a mucha gente le pase lo mismo que a mí. Cada quien tiene su forma y su historia. Tal vez tú te has aceptado y te has amado tal como eres toda tu vida. Pero me doy cuenta de que mucha gente tiene un sufrimiento de alguna manera parecido al mío en el que no se acepta del todo. Hay una parte que se siente temerosa o que huye de la vergüenza o que no se siente suficientemente buena o que teme ser rechazada.
Como les digo, tengo una larga experiencia con varias corrientes de psicoterapia. Todas me sirvieron. (Aunque algunas me ayudaron a perfeccionar mi perfeccionismo). Incluso algunas fueron muy amorosas y muy liberadoras, pero varias cosas han sido muy diferentes con Hakomi. Algunas son diferencias sutiles; otras son muy notorias. En primer lugar, el ir aceptando el sentimiento de que realmente no hay nada erróneo en mí. No hay ninguna enfermedad, todo funciona bien.
Y, por supuesto, en todas las personas. Todos hacemos precisamente aquello que nos permite o que nos permitió evitar un sufrimiento mayor en algún momento de nuestra vida.
Antes de despedirme, te propongo hacer un experimento. En Hakomi hacemos pequeños experimentos con el fin de estudiarnos. Pero hazlo sólo si te parece bien.
Primero te propongo bajar la velocidad de tu lectura y llevar tu atención a tu cuerpo.
Tómate un momento de calma, de tranquilidad…
Nota tu respiración tal como es, sin cambiar nada,
Y nota qué sucede cuando lees la frase:
Así como eres está bien…
¿Y qué pasó, notaste algo? Pudo ser cualquier cosa, algún pensamiento, alguna sensación, agradable o no. Pudo ser cualquier actitud, de aceptación o de incredulidad o de impaciencia. ¡Cualquier cosa está bien! Se trata de darse cuenta sin juzgar.
Entrenamiento Hakomi de Ron Kurtz en Metepec
Si te interesa formarte como psicoterapeuta dentro de la escuela de Hakomi, pide informes a Inés López de Arriaga y Carmen Madero a este correo: virgilio_chavez2002@yahoo.com.
Para citar este artículo:
Inés López de Arriaga, (2013). Ojo: Así como eres, está bien. [en línea]. Recuperado de Irradia Terapia México: http://psicologos.mx/hakomi-asi-como-eres-esta-bien.php
Felicitaciones es una lectura muy interesante y enriquecedora quiero aprender más. Me gustaría iniciar mis estudios para mis conocimientos y mi riqueza intelectual.