Asesor: Dr. Robert Eugene Martínez Frías
La búsqueda de una pareja, sólo para un rato o para el resto de la vida, tiene una historia particular en cada persona y es posible encontrar relatos biográficos individuales al respecto.
Es importante resaltar que las relaciones afectivas, especialmente las de noviazgo o pareja, ocupan un lugar muy importante en la vida de los jóvenes (Dávila y Goicovic, 2002 como se citó en Romo, 2008, p. 802).
Pero ¿qué implicaciones conlleva la búsqueda de la pareja?, ¿los roles son preestablecidos?, ¿cómo se forman las expectativas hacia la pareja?, ¿qué factores influyen en la persona para formar su mapa cognitivo (referente a su búsqueda de pareja conyugal)?
Todas estas interrogantes son importantes para conocer el contexto social de las mujeres heterosexuales de 18 años que las llevó, lleva o llevará en su camino para identificar a su pareja con la cual quieren compartir el resto de su vida.
En primer lugar, encontramos que “la familia es la principal institución en la formación de sus hijos y es responsables de que los hijos e hijas se formen exitosamente como seres afectivos, sociales, productivos, intelectuales y sexuales” (Caricote, 2008, p. 80).
Cada individuo dentro del núcleo familiar irá internalizando, ya sea de manera consciente o inconsciente, ideologías, creencias, actitudes, valores, comportamientos, expectativas etc., que son reflejadas por sus padres, y de esta manera los hijos y/o hijas irán desarrollando su propia identidad.
Al interesarnos específicamente sobre la búsqueda de la pareja en las mujeres, dichos padres fungirán como modelos para sus hijas, pues en ellos verán el tipo de relación que mantienen (casados, unión libre, separados, divorciados etc.), el tiempo que comparten juntos, cómo se distribuyen las tareas (económicas, domésticas, de crianza etc.), características físicas, entre otras.
Y así de esta forma, se irán trazando en las hijas caminos o direcciones sobre los cuales deben guiarse para la búsqueda de su pareja conyugal.
En este punto, me gustaría compartir la investigación realizada por el autor Edward C. Tolman en 1948 referente a los mapas cognitivos, donde observa cómo las ratas aprenden a buscar la comida dentro de un laberinto.
Su conclusión es que, más allá de aprender una secuencia de giros a derecha e izquierda, las ratas parecen poseer en sus cerebros algo así como un mapa de rutas que les permitía relacionar elementos espaciales lo cual, en último término, determinaba su comportamiento y su eficacia en la localización de la recompensa (Valera, s.f.).
Y entonces, ¿por qué comenzamos a hablar de mapas cognitivos?, pues bien, si observamos lo descubierto por el autor Tolman, podemos decir que los seres humanos desarrollamos en nuestro cerebro diferentes mapas o rutas para llegar a una meta, y desde mi punto de vista, los modelos a seguir que brindan los padres a sus hijas son rutas, es decir, mapas cognitivos que les enseñarán los caminos que deben seguir para, en este caso, encontrar a su pareja de vida.
Pero entonces ¿los padres son los únicos que influyen en la construcción de los mapas cognitivos de las mujeres para la búsqueda de su pareja conyugal?
La respuesta sería no, ya que además de las experiencias personales, influyen las creencias y los estereotipos propios de la subcultura individual (característicos de su familia, su escuela o sus iguales), así como las creencias y los estereotipos dominantes en la sociedad y el marco cultural global en el que se encuentra ubicado el individuo (Eccles, Barber y Jozefowicz, 1999 como se citó en Cerretti, 2016, p. 14).
En este sentido, podemos decir que existen ciertos roles, reglas y normas para las mujeres que son dictados por la sociedad y cultura a la que pertenecen.
Además, las sociedades actuales están afectadas por la movilidad poblacional, los avances tecnológicos, la globalización y el proceso de individuación, fenómenos que han provocado una rápida erosión de los vínculos tradicionales y que, por lo tanto, marcan los estilos de vida y los comportamientos (Megías et al., 2005 como se citó en Romo, 2008, p. 803).
De modo que, encontramos diferentes factores que afectan a las mujeres en su construcción de la realidad y dichos factores los irán incorporando a su mapa cognitivo para la búsqueda de su pareja.
Una vez elaborado el camino a seguir para encontrar a su pareja conyugal, las mujeres experimentarán diferentes vivencias, las cuales pueden ser agradables o desagradables, pues esto dependerá de los aspectos que fueron incorporando a lo largo de su niñez y juventud, trayendo por consecuencia alegría, tristeza, enojo etc,. en su relación amorosa. Por ejemplo, comenta Lagarde (1997 como se citó en Hernández y González, 2016) “que ser mujer significa -ser para los otros-, trabajar, pensar cuidar a los otros”.
Y aquí podemos observar que una mujer que se guía por dicho mandato tendrá que quedarse en silencio y sólo servir al otro, que en este caso sería el hombre (su pareja), y no cuidará de ella ya que se preocupará por su pareja y estar al servicio de él.
Tomando en cuenta lo descrito anteriormente, podemos resumir diciendo que existen diferentes factores (familia, escuela, grupo de pares, sociedad, cultura etc.) que se presentarán en la vida de las mujeres heterosexuales de 18 años los cuales serán incorporados en su persona, de manera consciente o inconsciente, que formarán su identidad y trazarán en su mente el mapa cognitivo referente a la búsqueda de su pareja.
Pero, desde mi punto de vista, conforme vayan teniendo diferentes experiencias amorosas, pueden ir modificando su ruta o mapa cognitivo anteriormente establecido debido a que experimentan una nueva realidad, la cual puede ser más agradable a diferencia de lo que estaban acostumbradas a ver.
Así por último, desde la propuesta de Reyes (2005, como se citó en Hernández y González, 2016) esto se refiere a la posibilidad de poder pensarse, sentirse y actuar como un sujeto independiente en relación con los otros y en congruencia con normas, principios, criterios y deseos propios, que les permita no sólo vivir una sexualidad plena, sino el establecimiento de metas sanas en todas las esferas de sus vidas.
Referencias
- Caricote, E. (2008). Influencia de los padres en la educación sexual de los adolescentes. Educere, 12(40), 79-87. http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1316-49102008000100010&lng=es&tlng=es.
- Cerretti, G. (2016). Análisis de las diferencias de género en las relaciones de pareja en estudiantes de bachillerato: la situación en Mallorca. [Tesis doctoral, Universidad Jaume I]. https://www.tesisenred.net/bitstream/handle/10803/400647/Tesis_2016_Cerretti_Gabriella.pdf?sequence=1&isAllowed=y
- Hernández, A. y González, J. (2016). Los roles y estereotipos de género en los comportamientos sexuales de jóvenes de Coahuila, México: aproximación desde la teoría fundamentada. Ciencia Ergo Sum, 23(2), 112-120. https://www.redalyc.org/jatsRepo/104/10446094003/html/index.html
- Romo, J. (2008). Estudiantes universitarios y sus relaciones de pareja: de sus experiencias y proyectos de vida. Revista mexicana de investigación educativa, 13(38), 801-823. http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-66662008000300006
- Valera, S. (s.f.). Los orígenes en el estudio de los mapas cognitivos. Elementos básicos de psicología ambiental. http://www.ub.edu/psicologia_ambiental/unidad-2-tema-3-2-1
Datos para citar este artículo
Juliana Alcalá Cruz. (2021). Mapa cognitivo trazado en las mujeres heterosexuales de 18 años para la búsqueda de su pareja conyugal. Recuperado de Irradia Terapia México. https://psicologos.mx/mapa-cognitivo-trazado-en-las-mujeres-heterosexuales-de-18-anos-para-la-busqueda-de-su-pareja-conyugal.php