Distintas etapas de la secuencia de contacto en la terapia Gestalt
Estas son las etapas de la Secuencia de contacto como se presentan en la terapia Gestalt y que se aplican al diagnóstico de diversos pacientes como una valiosa herramienta.
El pre-contacto en la terapia Gestalt
La primera fase es llamada pre-contacto. En esta fase, lo que constituye el fondo, el segundo plano, es esencialmente el cuerpo, y a partir del cuerpo va a emerger una sensación, la cual es el indicio de la necesidad más cercana al organismo; de la necesidad siguiente.
Yo utilizo aquí el término "necesidad" en un sentido muy amplio, es decir: necesidad, pulsión, apetito, deseo, situación inacabada, lo que está "ahí", el "ahí" de la situación, el "esto" de la situación.
Una Gestalt va pues a emerger de ese fondo para constituirse y ulteriormente ir al contacto con el entorno. Ella va a tener contornos cada vez más precisos y las personas pueden ya estar en dificultad en esta fase, ante la incapacidad de constituir una Gestalt con contorno claro, en esta fase previa de orientación.
La puesta en contacto
En la fase siguiente que llamamos de "puesta en contacto", esta Gestalt, es decir la figura que ha emergido de un fondo indiferenciado va a su vez a pasar al segundo plano para ir a alimentar el fondo, energetizarlo y a partir de ahí surge una excitación, una energía va a movilizarse y permitir al organismo girarse hacia el entorno que para examinar las posibilidades que le ofrece, en vista de encontrar un satisfactor.
En esta fase de puesta en contacto con el entorno, el sujeto va a proceder a lo que se llama en términos técnicos, las identificaciones y las alienaciones, es decir, para simplificar, los "sí" y los "no": "Si, eso puede convenirme; no eso no me conviene".
El organismo va a proceder a la elección y al rechazo mediante los recursos del entorno, a fin de satisfacer el "eso" de la situación.
El contacto final
La secuencia continúa con lo que se llama el "contacto final"; en ese momento, el entorno, a su alrededor, pasa al segundo plano y una nueva figura va a constituirse; es el objeto elegido.
El sujeto va a establecer el contacto final con él, un pleno contacto, un momento donde va a haber una indiferenciación, una fusión de alguna manera entre el objeto elegido y él. No hay momentáneamente más, ni figura, ni fondo, ni más fronteras entre el sujeto y el objeto.
En la relación interpersonal, a continuación de un Yo y de un Tú claramente identificados, puede seguir un momento de Nosotros. Un Nosotros de amonde orgasmo, de conflicto, de terror o de cualquier situación de contacto.
El pos-contacto
Por último viene la fase que vamos a llamar fase de "pos-contacto". En la fase de contacto final, la frontera se abrió de forma que dejó entrar ese objeto de experiencia; y ahora en la fase de pos-contacto, la frontera se cierra sobre esta experiencia vivida. Es el trabajo de asimilación el que comienza en ese momento. No hay más figura, no hay nada más pertinente que quede en el campo.
Ejemplo comentado de la secuencia de contacto
Tomemos un ejemplo sacado de una situación banal de un grupo. La necesidad del momento es, para un sujeto dado, por ejemplo una necesidad de protección.
En la fase de "pre-contacto", él siente sus espaldas que se elevan, siente su cabeza que tiende a replegarse en sus espaldas, su mirada un poco desconfiada, un cierto número de indicios y de sensaciones corporales, un clima psicológico y emocional en el cual, poco a poco y con la ayuda del terapeuta, una figura se dibuja en términos de "necesidad de protección".
Esa necesidad – de protección va a despertar, una vez puesta al corriente, una excitación, una energetización que va a permitir al sujeto girarse hacia el entorno para ir a buscar esta protección de la que tiene necesidad. Él va a proceder a las identificaciones y alienaciones, es decir que va a fijar, dirigir su atención, manipular su mundo en cierta forma, de tal modo para encontrar la protección que él busca.
En esta sala de terapia por ejemplo, las lámparas no le darán la protección, él va pues a alienarlas, o rechazarlas; los sillones no van a darle protección, por contra tal persona que se manifiesta eventualmente por su mirada calurosa, puede ser que interese a nuestro sujeto en tanto sea que susceptible de darle lo que él busca.
Elegir y rechazar, es el momento de esta fase de puesta en contacto donde el sujeto está completamente vuelto hacia el entorno. Es por otra parte, a menudo, la fase en la cual habrá más emociones, porque es en la que el sujeto pasa de un centrarse en sí-mismo a centrarse sobre los recursos del entorno, este es el choque, podríamos decir, entre los recursos que hay en él y los recursos del entorno que, encontrándose, produce lo que llamamos la emoción: tristeza, alegría, cólera, rabia, miedo, etc.
Una vez que el objeto está identificado, que el sujeto ha elegido y rechazado, que él va a tener seleccionado "el objeto" (que puede ser un "tú" en la circunstancia, pues en el ejemplo que yo tomaba es una persona), va a haber en lo sucesivo una posibilidad de contacto final, es decir de plena satisfacción de esa necesidad que se había puesto al día: la necesidad de protección.
Habrá un momento donde el sujeto va a vivir una unidad completa entre su necesidad y el recurso elegido del entorno. Va a haber una Gestalt plena y completa.
Uno de los modelos que tomaban los autores de "Gestalt-Theraphy", para hablar del contacto final, es el momento del orgasmo en el contacto sexual: no hay más de mi, no hay más de ti, no hay más que un momento indiferenciado, donde los apetitos que se han desarrollado poco a poco han invadido todo el campo, en donde el otro ocupa también todo el lugar, pero donde no hay más ni tú ni yo, pues no hay más experiencia de frontera, no hay más que un nosotros, un nosotros temporal.
Después de la fase de contacto final, la frontera se cierra sobre esta experiencia vivida, el sujeto va a asimilar la experiencia, y de esta integración vendrá el crecimiento. La mayoría de entre nosotros vivimos con interrupciones de esta secuencia.
Hay interrupciones que son del todo deliberadas, voluntarias y que son pues administrables: en el momento en que yo iba a ejecutar tal o tal acción, el teléfono suena y me interrumpe, yo puedo aplazarla y retomarla más tarde.
Yo puedo también hacer la elección deliberada, consciente, de interrumpir la secuencia. No estoy "obligado" a satisfacer mi deseo o mi necesidad de manera impulsiva o automática: en todo momento yo guardo una capacidad de elección.
Ahí donde la situación es patógena, es cuando yo no elijo la interrupción, aunque de alguna manera, esta se interrumpe sin saberlo yo.
Volvamos pues a la cuestión de la situación de urgencia en la situación terapéutica: el terapeuta va a intentar ayudar a su paciente a volverse consciente de esta interrupción del contacto y a mirar con él la manera en que ésta interrupción se manifiesta.
Lo que organiza esta interrupción de forma que él reencuentra una capacidad de elección, una elección consciente, sea de mantener esta interrupción, sea de proceder de otro modo, en otros términos la posibilidad de encontrar un ajuste creativo.
Datos para citar este artículo:
Aguirre, Francisco. (2016). La secuencia de contacto en la terapia Gestalt. Boletín de Consultorio Psicológico Condesa, 9(1). https://psicologos.mx/secuencia-contacto-terapia-gestalt/.
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