
“El lenguaje es, como saben, el murmullo de todo lo que se pronuncia, y es al mismo tiempo ese sistema transparente que hace que, cuando hablamos, se nos comprenda; en pocas palabras, el lenguaje es a la vez todo el hecho de las hablas acumuladas en la historia y además el sistema mismo de la lengua.”
– Michel Foucault.
Desarrollo
El presente ensayo pretende enfatizar la importancia del lenguaje en el trabajo terapéutico y brindar un breve recorrido sobre la terapia narrativa, y la efectividad su uso en psicoterapia para el tratamiento con las personas, generando cambios de percepción frente a la problemática; y el posible acompañamiento de un análisis a profundidad sobre el discurso con el cual interactúa el sujeto, brindándole mayor seguridad y estabilidad a largo plazo, de tal manera la persona será capaz de realizar su vida cotidiana sin necesidad de un terapeuta y obtener herramientas para afrontar problemáticas que se puedan presenten en un futuro.
La terapia narrativa fue desarrollada por Michael White, un trabajador social australiano y por David Epston, un antropólogo de Nueva Zelanda durante los años de 1970 y 1980. Dicha terapia se enfoca en la narrativa, el discurso en la psicoterapia; y uno de sus principales fundamentos está situado en diferenciar a la persona del problema, “el problema es el problema y la persona es la persona”.
Veamos que dicha terapia tiene un encanto, debido a la simpleza y efectividad que presenta. Logra brindarle una mirada distinta frente a la vida del “coautor” es decir de la persona que busca el servicio del terapeuta, le brinda la oportunidad a la persona de nacer dos veces; como bien lo dijo Octavio Paz en un escrito dedicado a María Félix; la primera vez sus padres la engendraron, y la segunda ella se reinvento a sí misma. Lo cual es justamente lo que busca la terapia narrativa, brindarle una segunda vida a la persona.
Por lo que me parece importante aclarar la denominación al referirse a la persona que atiende a terapia. Vemos que White y Epston no le llaman paciente, como lo hace el psicoanálisis o el modelo tradicional de psicoterapia, y tampoco le llaman cliente como lo hacen en las terapias posmodernas, le llaman “coautor” ya que éste sujeto es quien tiene las herramientas para escribir su propia historia, y a su vez le quita jerarquía y poder al terapeuta, por lo que cuestiona la posición del terapeuta como experto y, por tanto, cuestiona la superioridad explícita e implícita del coautor.
El coautor, es quien tiene el saber, y le ayuda al terapeuta a comprender la situación descodificando las premisas establecidas, los prejuicios, etc. para facilitar la narración de la problemática.
Los seres humanos, nacen con una historia, con la historia que ha atravesado a la sociedad desde tiempos ancestrales, con la historia de la familia, sin embargo se nace sin previo conocimiento sobre dicha historia en la que se insertó.
Se podría decir que se nace con una historia que a lo largo del desarrollo dará frutos sin embargo al nacer el sujeto está en blanco. Si el ser humano no dependiese de otro al nacer, moriría ya que no puede saciar sus necesidades por sí mismo, y seguramente se desarrollarían formas de comportamiento que poco o nada tendrían que ver con las de la especie humana. Por lo que dicha dependencia crea que a lo largo del desarrollo, los padres, familiares, o personas dentro del contexto comiencen a contarles su historia.
Al pasar los años muchas veces dicha historia que se les ha contado no genera sentido, y empieza a haber disonancias, a no estar contentos consigo mismos, a comportarse como otros dictan y no como en verdad es la persona, porque nunca ha tenido la oportunidad de ir descubriendo quien es, y de escribir su propia historia, los otros son quienes le han otorgado una historia, sin saber si a éste le apetece o no, se identifica con la historia contada y es ahí donde la terapia narrativa apoya al sujeto a reescribir su propia historia, e identificar que él no es la historia que le han contado, que él tiene la capacidad de elegir su propia historia día con día.
La historia narrada está relacionada con una serie de sucesos concatenados en una secuencia temporal. Siguiendo un argumento determinado, y por medio de éste el sujeto interpreta y le da sentido a la historia que vive día con día. Dichos relatos están influidos y matizados por factores sociales y culturales por lo que evidentemente la terapia narrativa establece énfasis en el lenguaje.
Comprendamos el lenguaje como el mediador interpretativo que incluye pensamientos y sentimientos, y que éste mediador organiza el mundo interno a través del diálogo y organiza a su vez el mundo externo a través de la interacción. Por lo cual el énfasis en el lenguaje y los significantes de éste variando en su uso, su conocimiento y expresión da la posibilidad de comprender una misma historia desde distintas perspectivas; es decir que detrás del lenguaje existen significantes distintas para cada sujeto y ello nos permite prestarle suma importancia al lenguaje y reelaborar el discurso o el mirador del cual observa, comprende e interpreta el discurso.
Hasta ahora vemos dos conceptos principales, el concepto de coautor y el papel del experto en cuestión; a lo que White le brinda a la terapia narrativa otro concepto “la valoración de los saberes locales o populares”, para ello se basó en varios trabajos antropológicos y filosóficos, principalmente de los de Gregory Bateson, Michel Foucault y Jacques Derrida.
White destaca en el 2002 que las enseñanzas de la profesión marginaliza y descalifica los saberes locales o populares, ello lleva a las personas olvidarse de su propia historia, de la historia de su comunidad y desechan la sabiduría, valores, aprendizajes que habitaban en la historia y los mitos debido a las experiencias vivenciadas y los comportamientos que se ponían en juego al enfrentar situaciones conflictivas.
Por lo que ahora podemos comprender que efectivamente el ser humano nace como una página en blanco, sin embargo no solo se va formando de la historia que explícitamente se le brinda, viene con una carga de historia ancestral, la cual se ha ido perdiendo en la memoria consciente pero queda latente en el inconsciente colectivo del contexto que rodea al sujeto, por lo que ello también le dicta pautas de acción.
Veamos el trabajo de la terapia narrativa como un arduo trabajo de decodificación de premisas e ideas preestablecidas en el sujeto, que busca cuestionar e identificar si dichas premisas son verdaderamente suyas o le fueron brindadas por el contexto histórico – cultural, para así poder observar el problema desde otro paradigma y reestablecer el discurso, dándole poder al sujeto y restándoselo a la problemática.
Biblliografía
- Eguiluz Romo, L. (2004). Terapia Familiar. México: Pax.
- Payne, M. (2018). TERAPIA NARRATIVA. 1st ed. Buenos Aires: Paidos, pp.22 – 34.
- Tarragona Sáez, M. (2018). LAS TERAPIAS POSMODERNAS: UNA BREVE INTRODUCCIÓN A LA TERAPIA COLABORATIVA, LA TERAPIA NARRATIVA Y LA TERAPIA CENTRADA EN SOLUCIONES. 1st ed. [ebook] México: Grupo Campos Elíseos. [Accessed 14 Apr. 2018].
Datos para citar ese artículo:
Díaz Infante Daley, Ana Karen. (2018). Terapia narrativa: El lenguaje crea realidades. Irradia Terapia México. https://psicologos.mx/terapia-narrativa-el-lenguaje-crea-realidades/ [Consultado el ].
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