Las relaciones son como un baile, con una energía visible que va y viene entre los compañeros. Algunas relaciones son el tétrico baile de la muerte (Colette Dowling)
Introducción
Las primeras teorías psicológicas partían de un pensamiento positivista, ubicando la “enfermedad” en la psique del individuo, estas teorías fueron útiles para explicar el mundo, pero poco a poco los paradigmas de las ciencias fueron cambiando, llevando a muchos pensadores, filósofos, científicos, psicólogos, biólogos, antropólogos etc., a buscar nuevas explicaciones para la conducta humana, cambiando el concepto de enfermedad y buscando alternativas a las teorías y propuestas terapéuticas ya establecidas.
La tradición moderna nos ha enseñado que todo debe ser objetivo, observable, partir de un fundamento matemático y/o cuantificable; para la modernidad el médico, el psicólogo, el científico son los expertos y su opinión o prescripción debiera ser inapelable y seguida a ojos cerrados.
Muchos problemas que se presentan en la sociedad y en los individuos se consideraban inamovibles o requerían muchos años y horas de terapia para poder modificarse.
Con la llegada de la postmodernidad las cosas cambian, la concepción del mundo, de la enfermedad, de las trastornos psicológicos dan un giro.
Como movimiento filosófico el postmodernismo ha cuestionado la naturaleza del conocimiento y señalado las limitaciones de la epistemología positivista para estudiar y comprender la experiencia humana. Una de sus propuestas es que la identidad no es algo fijo, sino que está en constante creación y revisión dentro de una red de relaciones y conversaciones con otras personas. Anderson 1997 citado en (Tarragona 2006).
Bajo esta nueva visión aparecen múltiples teorías que buscan explicar el mundo desde otras perspectivas, surgen propuestas terapéuticas que cambian por completo el concepto de trastorno o enfermedad mental, entre ellas, las terapias constructivas postmodernas: La Terapia Narrativa (White y Epston), Terapia Colaborativa (Anderson y Goolishian) y la Terapia Centrada en Soluciones (Shazer y Kim Berg). En este texto, me propongo abordar la forma en que la narrativa personal influye en la codependencia de una persona, desde que esta surge incipiente, a lo largo de la vida y en el momento en que la persona disuelve dicho “problema”.
Las narrativas de la codependencia
En mi práctica profesional, me he enfrentado en múltiples ocasiones con un “problema”, que, desde mi punto de vista, es común a una buena cantidad de personas, especialmente en México, donde los antecedentes culturales e ideológicos se combinan para dar lugar a ciertos patrones de conducta repetitivos y “heredados” en las familias de generación en generación, estoy hablando de la dependencia, específicamente de la codependencia.
Codependencia es un estado emocional, psicológico y conductual que se desarrolla como resultado de que un individuo haya estado expuesto prolongadamente a, y haya practicado una serie de reglas opresivas, reglas que provienen de la abierta expresión de sentimientos al igual que la discusión abierta de problemas personales e interpersonales. Subby Robert citado en (Battie 1991, p.12)
Esta definición tan compleja, nos permite ver que este estado de codependencia se va construyendo a partir de la exposición a ciertos tipos de conductas y discursos.
En su libro “Ya no seas Codependiente” Melody Battie desarrolla un tratado exhaustivo acerca de la codependencia, estableciendo una larga lista de características que pueden “tener” los codependientes. Existe una vasta literatura del tema, pero ella aborda la problemática no solo desde su experiencia profesional, sino desde su propia vivencia, lo que nos permite tener una visión distinta, que en su momento arrojo mucha luz al tema.
Battie clasifica sus características codependientes en categorías como: solicitud, baja autoestima, represión, obsesión, control, negación, dependencia, comunicación débil limites débiles, falta de confianza, ira, problemas sexuales etc. Me llama la atención específicamente la categoría de dependencia, donde podemos encontrar características tales como:
- No se sienten contentos, felices, ni en paz consigo mismos.
- Buscan desesperadamente amor y aprobación.
- Creen que otras personas no pueden amarlos o no los ama.
En cierto momento, haciendo una lectura desde las teorías modernas y el concepto de enfermedad, encontraba lógico y justificable que una persona se sintiera de esa forma tan desalentadora después de haber vivido tantas situaciones difíciles en la vida o de tener que “cargar” con una persona adicta.
Ahora, desde la perspectiva postmoderna, me doy cuenta de que la persona va construyendo su propia realidad, se va contando la historia que quiere vivir, es por eso que muchas veces se siente imposibilitada a salir de esa situación, cree que no tiene alternativas y prefiere seguir viviendo como protagonistas de esa historia, como dice Anderson “Los significados, la narrativa, la historia les limitan la libertad para encarar problemas, y les inspiran en cambio una sensación de empobrecimiento”. (Anderson 1997)
Considero que esos significados y esa narrativa se van construyendo desde la infancia, cuando se tiene un padre o madre adicto a cualquier sustancia o conducta. El niño va aprendiendo a actuar de determinada manera, reprimir sus emociones o potencializar aquellas que son bien vistas. Va cediendo el control de sus emociones al otro, su estado de ánimo cambia en relación al estado emocional de aquel a quien se apega codependientemente y su autonarrativa va construyéndose influida por estas conductas.
De las terapias postmodernas, la terapia narrativa me perece ideal para abordar este tema. White y Epston citado en (Tarragona 2006) afirman “La gente se enfrenta a dificultades cuando vive con historias Dominantes que están saturadas de problemas.
Considero que la mayoría de las emociones y patrones de conductas que experimentan los codependientes (la mayoría de ellos desde muy temprana edad en su familia de origen) emergen de una narrativa familiar, cultural e ideológica que genera justamente estas historias dominantes que mencionan White y Epston.
Les han contado una historia, a través de discursos opresivos, represivos, amenazantes, tan repetitivos que no les ha quedado más que creerlos y seguírselos contando el resto de sus vidas, eligiendo o educando, para ello a los protagonistas idóneos de esa novela de sufrimiento y desilusión.
Eligiendo parejas con adicciones o educando hijos codependientes y adictos con el mismo discurso con el que los educaron a ellos. Siguen los mismos Marcos que durante años nos ha enseñado nuestra sociedad machista y controladora.
(Kenneth 1996) Al exponer las variedades de la forma narrativa propone tres formas rudimentarias de narración: la narración de estabilidad donde los acontecimientos de la vida permanecen prácticamente inalterados, la narración progresiva, en donde la relación entre acontecimientos de la vida se incrementa y de alguna manera conlleva un crecimiento, y la narración regresiva en la que el movimiento es decreciente entre las que se pueden dar múltiples combinaciones para explicar las narrativas personales. Plantea también, algunas formas narrativas destacadas de la cultura contemporánea: la narración trágica, la comedia-novela y el mito “vivieron felices para siempre”
De las formas narrativas, es la comedia-novela la que mejor encaja con la dinámica del codependiente, ya que al depender emocionalmente de un adicto está sujeto a los cambios emocionales de este.
Cuando el adicto está alegre, complaciente y/o sobrio, el estado emocional de este y del codependiente es bueno, su narrativa es progresiva, parece estar avanzando la “solución del problema”, pero de un momento al otro, el alcohólico puede cambiar, comenzar a tomar y tornarse agresivo, evasivo, huraño, depresivo y su narrativa como la del codependiente deja de ser progresiva para convertirse en decreciente.
Es tan fuerte esta relación, que, desde mi punto de vista, es muy difícil resolver el problema mediante una terapia basada en un paradigma moderno que reafirma la existencia de un problema en la psique de cada uno de los protagonistas y aunque existen alternativas, como los grupos de autoayuda en los que la principal herramienta es la narrativa, no se cuenta con el conocimiento y capacitación adecuada que permita sacar mayor provecho, desde la perspectiva narrativa a todas las historias que se cuentan en estos grupos.
El postmodernismo ha traído consigo nuevas concepciones, teorías, terapias, nuevas visiones, nuevas historias, nuevos relatos, devolviéndole al ser humano el control, cediéndole la oportunidad de escribir su historia de manera distinta, dejando atrás el tener que cargar por el resto de su vida con un trastorno, una enfermedad, un problema del que no podía deshacerse fácilmente ya que estaba en su interior, formaba parte de si y de su esencia.
Las terapias postmodernas, en especial, le proporcionan a la persona la oportunidad de cambiar sus relatos, decontruir sus historias y cambiar los “discursos dominantes” que lo llevan conclusiones negativas acerca de sí mismo y la posibilidad de cambiar las situaciones alas que se enfrenta día a día.
Hablando específicamente de la codependencia, considero que ya se ha avanzado un poco sobre el camino de la narrativa ya que el programa de 12 pasos que se trabaja en Al Anon para apoyar a los codependientes se basa en la narrativa, en cambiar la forma de ver la ”enfermedad” a partir de la experiencia de las otras personas. Sin embargo, muchas veces se queda solo en escuchar discursos alentadores de otras personas que han podido cambiar sin hacerlos propios.
La terapia narrativa es una excelente opción para las personas que experimentan en su vida esta situación ya que les va a permitir cambiar sus historias, romper paradigmas, dejar de experimentar constantemente una comedia-novela para cambiar a una narrativa progresiva y posteriormente estable en su vida que le permita desarrollarse como persona y dejar de vivir la vida del otro, tomar el control de su propia vida y decidir cómo es que quiere vivirla.
Referencias Bibliográficas
- Anderson H. (1997) Conversación, lenguaje y posibilidades. Nueva york. Amorroutu.
- Battie M. (1992) Ya no seas Codependiente. México. Nueva Imagen
- Gergen Kenneth J. (1996) Realidades y relaciones. Aproximaciones a la
- Construcción social. Paidós Básica.
- Tarragona S. M. (2006) Las terapias postmodernas: Una breve introducción a La Terapia Colaborativa, La Terapia Narrativa y La Terapia Centrada en Soluciones. Psicología Conductual. 14(3)
Datos para citar este artículo:
Vázquez Hernández, Lizbeth del Socorro. (2020). Terapia narrativa y codependencia. Boletín de Consultorio Psicológico Condesa, 13(2). https://psicologos.mx/terapia-narrativa-y-codependencia/.
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