El oído se desarrolla por completo en el vientre materno a las 20 semanas de gestación y el infante prenatal reacciona a sonidos desde esa edad. Después de nacer, durante los primeros tres meses, el bebé percibe toda su vida basado en su oído: escuchar es su estrategia para sobrevivir y, en combinación con el olfato, empieza a reconocer a su mamá. El infante recién nacido entonces puede distinguir entre el timbre y tono de voz de su mamá.
Se ha investigado que un bebé se calma más por escuchar a la voz de su mamá que por otro tipo de sonido o música. Otros sonidos que generan relajación en bebés son el “sssshhhh…” y el ritmo sereno del corazón.
La música y el movimiento están inter-conectados según la percepción de los niños y es por ello que a partir de 12 meses el bebé puede jugar a aplaudir. En un año más aprenderá a sincronizar con precisión con otros niños o con la música en general. Más adelante tendrá un desarrollo social y motricidad gruesa y fina.
También aprender a hablar va acompañado de música: piensa en rimas, poemas y canciones de cuna.
Los niños, desde muy pequeños se mueven al ritmo de la música y, aparte de su habilidad de ejecutar bien el movimiento, demuestran interés y emoción a ritmos de música, máquinas y sonidos naturales.
Todos los infantes y niños escuchan y demuestran sensibilidad a su alrededor al reaccionar a sonidos. Pero a todos nos pasa que no oímos sonidos cotidianos porque no son funcionales en el momento. Piensa en el ruido del tráfico, pájaros que cantan o música en tiendas. Los bloqueamos para que no nos sobre-estimulen, cansen e irriten. Los niños tienen la capacidad de bloquear voces de personas y otros sonidos porque les recuerda a algún evento incómodo o traumático.
La noción de que los niños tienen que aprender a escuchar es incorrecta.
En lugar de ello, hay que evitar que el niño deje de escuchar y, en la medida de lo posible, dosificar la cantidad de sonidos diarios. Por ejemplo, podemos controlar el sonido del radio y la televisión.
Beneficios para niños: la neurología de la música
Escuchar cualquier tipo de música que nos gusta genera relajación y felicidad porque se estimula el centro de recompensa en nuestro cerebro que produce hormonas (endorfinas, ACTH, noradrenalida, somatotropina, prolactina y cortisol). También se reduce el nivel de hormonas que causan estrés, como cortisol y noradrenalina.
- Tomar clases de música aumenta nuestra habilidad de discriminar entre sonidos importantes y ruido en general.
Tocar un instrumento o participar en un conjunto musical significa que tienes que seguir la música para saber cuándo tocar, qué y cómo. Poder escuchar está estrechamente vinculado con la concentración y el desarrollo emocional.
Tocar música apela a diferentes partes del cerebro al mismo tiempo. El entrenamiento musical aumenta la capacidad del cerebro de integrar los estímulos auditivos, visuales, motrices y emocionales. El efecto de uno a dos años de clases de música es visible en el cerebro de niños y, entre más pequeños, más grande el efecto. Es difícil establecer los beneficios específicos, pero pensamos que entre mayor creatividad e imaginación el pensamiento asociativo mejora.
También establecimos la relación con el IQ.
Schellenberg (2004) encontró que la capacidad de la memoria principal en músicos era más grande (Schellenberg en Mieras, 2015), la cual ayuda en la solución de problemas. El efecto fue investigado en niños de 6 años que tomaron 15 meses de clases de música.
En general podemos concluir que tocar música tiene efectos considerablemente mayores que escuchar música.
Fuentes:
- Albers, M. & Rikhof, R. (1997) Muziek tussen schoot en school: muziek met het jonge kind in gezin en groepsverband. Uitgeverij De Toorts, Haarlem.
- Zero to three, brainmap: Hersenontwikkeling baby 0-2 maanden. Retrieved July 21, 2017, from https://www.oeiikgroei. nl/mentale-sprongen/ontwikkeling/hersenontwikkeling-baby-0-2-maanden
- Standley, J. M., & Madsen, C. K. (1990). Comparison of infant preferences and responses to auditory stimuli: Music, mother, and other female voice. Journal of Music Therapy, 27(2), 54-97.
- Gangrade, A. (2012). The Effect of Music on the Production of Neurotransmitters, Hormones, Cytokines, and Peptides: A Review. Music and Medicine, 4 (1), 40-43.
- Mieras, M. (2015) Wat doet muziek met kinderhersenen? Retrieved July 21, 2017, from https://www.mieras.nl/media/pages/schrijven/wat-muziek-doet-met-kinderhersenen/34c25afc9e-1696510468/mark-mieras-muziek-en-kinderhersenen.pdf
Datos para citar este artículo:
de Jong, Elske T.. (2017). Todos somos musicales. Boletín de Consultorio Psicológico Condesa, 10(3). https://psicologos.mx/todos-somos-musicales/.
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