En la actualidad cada vez existe un mayor número de familias a las que se les da un diagnóstico de que su hijo(a) presenta Trastorno del Espectro Autista y es evidente que la familia nunca está preparada para asimilar un diagnóstico así.
No se está preparado para la pérdida de un hijo(a) idealizado, en el que los padres depositan todos sus sueños e ilusiones, porque eso es lo que la familia siente y experimenta durante el proceso y no sólo es esta perdida, sino también la etiqueta que trae consigo, añadiendo a esto que dentro del entorno social hay un sinfín de prejuicios acerca del TEA y muchas de las veces la familia se deja llevar por los comentarios existentes sobre el diagnóstico y dan por hecho que el niño(a) siempre necesitará de alguien para vivir y que no podrá ser autosuficiente, por lo que la dinámica familiar cambia, así como los roles que desempeña cada miembro de la familia.
Hoy en día es escuchado que existen personas con TEA que son muy funcionales y autosuficientes e inclusive tienen un trabajo y/o profesión, y son brillantes.
La mayoría de las veces son personas que tuvieron un buen proceso de enseñanza y psicoeducación, al igual que la familia como sistema. Por esto nos podemos llegar a cuestionar ¿Cómo es que se aborda al niño con Tea desde la terapia o enfoque familiar sistémico-relacional?
Según la American Psychiatric Association (2014), en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), el Trastorno del Espectro Autista es un trastorno del neurodesarrollo que se caracteriza por déficits persistentes en la comunicación social y la interacción en múltiples contextos, incluidos los déficits de la reciprocidad social, los comportamientos comunicativos no verbales usados para la interacción social y las habilidades para desarrollar, mantener y entender las relaciones, actualmente el Tea se diagnóstica con base a su nivel de gravedad, que de acuerdo al DSM-5 (2014), está el grado 3 “necesita ayuda muy notable”, grado 2 “necesita ayuda notable” y grado 1 “necesita ayuda”.
Por lo que la familia se verá afectada en cuanto a la comunicación e interacción social, puesto que para los padres será un proceso muy diferente el aprender a comunicarse y relacionarse con su hijo(a) que presenta TEA, añadiendo a esto que la distribución de roles se puede ver afectada, porque será cuestionado que le toca hacer a papá y que le toca hacer a mamá y a su vez a los hermanos; en gran medida será muy útil tener un abordaje desde el enfoque de terapia familiar.
La familia es el contexto natural para sobresalir y para recibir ayuda y ésta necesita de cimientos sólidos para llevar a cabo las tareas esenciales. (Salvador Minuchin & H. Charles Fishman, 1984).
Abordar desde el enfoque familiar mas de valerse de un diagnóstico clínico basado en el DSM-5, interviene desde el contexto en que radica el problema, por lo que es necesario entender las afecciones que presenta el TEA desde el individuo hasta el sistema de mayor importancia al que pertenece, que es la familia. (Berger, 2008, como se citó en Gonzalo, 2020).
Por lo tanto, es imprescindible trabajar con la familia del niño(a) con TEA, para poder entender la dinámica familiar y los roles que tiene cada uno de ellos dentro de este sistema.
El trabajar con los padres hará que el proceso terapéutico tenga mayor eficacia y éxito, pues como ya se mencionó anteriormente la familia es la estructura base en la que radica el problema.
¿Cómo se puede trabajar con el niño(a) con TEA? El trabajo se enfoca en establecer una relación entre la patología base (TEA) y la adaptabilidad familiar, mediante la secuencia comunicativa entre madre e hijo y los vínculos afectivos seguros; pues lo contrario llevaría a una caotización del sistema (Linares, 2006).
Las intervenciones que se esperan dentro del proceso terapéutico familiar van desde trabajar con los síntomas del trastorno de espectro Autista según la evaluación, aumentar las competencias de parentalidad logrando uso de los buenos estilos de crianza, fortalecer la conciencia emocional y las conductas responsables dentro y fuera de la familia, y fomentar la alianza en el sistema terapéutico, esto con la finalidad de que tanto el niño como los padres puedan llevar una vida normal, como la de cualquier otra familia.
El trabajar con el niño y la familia en conjunto hará que también los padres puedan seguir contribuyendo en el aprendizaje del niño, que va desde la comunicación y las habilidades sociales, hasta lo no verbal.
De acuerdo a Gonzalo (2020), el terapeuta sistémico-familiar interviene con el niño, controlando los gritos, llantos y conductas alteradas, esto se logra a través del lenguaje analógico, palabras sencillas, no contacto visual, y la prescripción de las estereotipias, que rompen las secuencias comunicativas que empeoran la conducta del niño.
De esta manera se consigue redefinir los comportamientos estereotipados, creando conductas de apego y conductas responsables en el niño dentro y fuera del sistema familiar.
La terapia sistémica familiar, es consciente de las limitaciones que puede llegar a presentar el niño con TEA, pero no se engancha en estancarse en esta realidad, sino en permitir cierta funcionalidad a la familia a partir de la adaptabilidad al diagnóstico del niño y la conexión adecuada para resolver las necesidades que el sistema presenta (Gonzalo, 2020). Por lo tanto, la terapia sistémica familiar puede lograr que la familia logre ser funcional dentro de las necesidades que el niño con TEA presente, adaptándose a un contexto social.
El trastorno del espectro Autista ha sido catalogado como un diagnóstico grave y desgarrador para la familia, ya que presenta una serie de implicaciones y algunas veces son los mismos familiares los que generan pocas esperanzas en la familia cuando se presenta este diagnóstico, por lo que se instaura en la familia como una forma de llegar a causar caos y disfunciones en el sistema, viéndose afectada la parentalidad y la relación de los padres como pareja, llegando al grado de no saber que hacer, de perderse dentro de la dinámica familiar, por tanto es importante orientarse por algún profesional en el área, para que no se genere caos dentro de la dinámica familiar y a su vez para que las funciones de cada miembro sea la adecuada y eficiente, asumiendo el rol que les toca, de tal manera que, al abordar al niño con TEA desde el enfoque de terapia familiar tenga mayor eficacia tanto para el niño como para los padres, evitando caer situaciones de descontrol y ayudando a la familia a llevar una interacción apropiada entre cada miembro, sin dejar de lado al niño(a), hermanos y papás.
Referencias bibliográficas
- American Psychiatric Association. (2015). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales: DSM-5. Madrid: Editorial Médica Panamericana.
- Berger, T. (2008). Aportes de la perspectiva sistémica y la terapia familiar al trabajo en educación especial. Experiencia con alumnos de la maestría en educación especial de la Universidad Intercontinental. Revista Intercontinental de Psicología y Educación, 10(1), 75-90.
- Gonzalo, A. (2020). Eficacia de la Terapia Familiar Sistémica en niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA) [Archivo PDF] https://repositorio.uisek.edu.ec/bitstream/123456789/3759/1/Art%C3%ADculo%20Amaya%20Acurio%20Gonzalo%C2%A0C..pdf
- Minuchin, S. y Fishman, H. (1984). Técnicas de Terapia Familiar. Editorial Paidós.
- Linares, J. (2006). Las formas de abuso: la violencia física y psíquica en la familia y fuera de ella. Editorial Paidós.
Mariana Estefanía Flores Gutiérrez
Maestría en Terapia Familiar, Universidad del Valle de Atemajac
Reflexiones sobre el estilo terapéutico
Dr. Robert Eugene Martínez Frías
20 de septiembre de 2021
Datos para citar ese artículo:
Flores Gutiérrez, Mariana Estefanía. (2021). Abordaje en niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA) desde el modelo de Terapia Familiar Sistémico Relacional. Irradia Terapia México. https://psicologos.mx/abordaje-en-ninos-con-trastorno-del-espectro-autista-tea-desde-el-modelo-de-terapia-familiar-sistemico-relacional/ [Consultado el ].