Según el autor de este artículo, la mayoría de sus pacientes fracasaba de algún modo en el proceso de despedirse o concluir alguna relación, ya sea por muerte, por divorcio, por ruptura de un romance, o por alguna otra razón.
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Esta reacción, que llamó reacción de “apegarse”**, se presenta ante la pérdida de personas emocionahnente significativas. Ni siquiera es importante que la relación haya sido una relación llena de amor, por así decir. Incluso, la mayoría de tales relaciones se han caracterizado más bien por riñas, peleas y resentimientos mutuos que por amor.
La reacción adaptativa a la pérdida de una persona amada es un período bastante largo de pena y dolor, seguido por un renacer del interés por las personas vivas y las cosas en general.
Presumiblemente, la reacción adaptativa a la pérdida de una persona odiada sería una sensación de alivio. La reacción de “apegarse” tiene por objeto inhibir las emociones suscitadas por la pérdida y mantener presente a la persona en la fantasía.
En este artículo el autor expone las causas de la reacción de “apegarse”, la sintomatología que adquiere la persona que se “apega” y las técnicas de terapia guestáltica que él utilizó para que los pacientes puedan despedirse. Da también algunos ejemplos.
Causas de la reacción de apegarse
Una de las causas de la reacción de apegarse la constituye la presencia de gran cantidad de asuntos incompletos entre las dos personas, con anterioridad al término de la relación. Al decir “asunto incompleto” me refiero a una emoción vivenciada una o más veces durante la relación, pero que por diversos motivos no fue expresada.
Un ejemplo sería el empleado que, sintiendo rabia hacia su patrón, decide no expresarla por temor a ser despedido. Hasta que de alguna manera exprese su rabia, permanecerá con la tensión física que es producto del impasse entre la excitación física de la rabia y la fuerza inhibitoria que suprime la emoción.
Podrá intentar enfrentar esta situación inconclusa de maneras indirectas, por ejemplo, fantaseando con cantárselas a su patrón o con que éste muera en un accidente, o bien desquitándose con su mujer e hijos cuando retorna a su hogar. Haga lo que hiciere, estará tenso y angustiado, y se siente molesto por no haber hecho lo que debería haber hecho.
Hasta no encontrar una forma directa de dar curso a su rabia con su patrón, será incapaz de relajarse o comprometerse totalmente con otra persona o en otra actividad. Además, la relación con su patrón se tensará aun más.
Desde luego que ésta es una situación menor que probablemente no traerá mayores consecuencias. La mayoría de las personas que veo en terapia psicológica han acumulado gran cantidad de situaciones inconclusas de mucha intensidad emocional. Por ejemplo, un paciente que cuando niño fue humillado y disminuido constantemente por su padre.
Expresar su rabia hacia su padre hubiera significado su propia destrucción. Actualmente realiza continuos intentos de concluir esta situación provocando a cualquier figura de autoridad a que lo ataquen para luego contraatacar.
Los freudianos han discutido esta conducta neurótica y para describirla han acuñado el término “repetición compulsiva”. Sin embargo, no se han ocupado de los cambios físicos que se presentan. Además, la terapia freudiana, con su énfasis en el pensamiento y en los interminables juegos de los porqués, refuerza este aferrarse al pasado en vez de alentar su abandono. Por otro lado, el conductismo, mientras trabaja por la eliminación de la tendencia a las respuestas repetitivas, no da al cliente herramientas para prevenir futuras reacciones de aferrarse.
¿Qué hacen las personas para no concluir estás situaciones? En primer lugar, la gran mayoría de las personas comienzan desde la infancia a suprimir emociones dolorosas o arrolladoras mediante la contracción crónica de la musculatura lisa y esquelética y la inhibición de la respiración.
Esto produce el entumecimiento de sus cuerpos; y cuando llegan a ser adultos, su sensibilidad corporal está ya seriamente disminuida. Y como todos los sentimientos están localizados en el cuerpo, no logran percatarse de ellos. Esta falta de capacidad de darse cuenta les imposibilita concluir situaciones emocionales.
Incluso, si llegan a percatarse de sus emociones, su tendencia es suprimirlas; desde sus mentes reciben órdenes que dictan que no deberían enojarse, que no deberían expresar amor, que no deberían sentirse tristes. Así, entonces, van silenciando los mensajes que su cuerpo les entrega y van transformando la excitación emocional en dolor físico, tensión y ansiedad.
Una segunda modalidad que las personas utilizan para evitar concluir determinadas situaciones consiste en otorgar un gran valor a alguna de las ganancias secundarias que se obtienen de “apegarse”.
Cuando el presente no les resulta excitante o se sienten incapaces de comprometerse con otras personas, pueden dar alivio a sus sentimientos de soledad pensando en relaciones pasadas. Podríamos suponer que estas situaciones del pasado fueron placenteras; sin embargo, lo más probable es que hayan sido negativas.
Por ejemplo, “apegarse” a un resentimiento puede utilizarse para sentirse santurrón o para auto-compadecerse, características que mucha gente está dispuesta a adoptar. El resentimiento también puede ser usado como una excusa para no acercarse al objeto del resentimiento.
Por ejemplo, en un grupo había una mujer que hablaba continuamente de lo espantosa que era su madre. Siempre que alguien hablaba de su propia madre, ella comenzaba a hablar muy dramáticamente de las “terribles” cosas que la suya le había hecho. Cuando le pedí que imaginara a su madre en la habitación y le hablara, la culpó por arruinarle su vida.
Por supuesto, ella nunca enfrentaría directamente a su madre con su resentimiento; su disculpa era que no quería herirla y que “de cualquier manera, no serviría para nada”. Su verdadera razón para no enfrentarla era que pensaba que no tenía recursos para cambiar su propia situación, y su madre le servía como una pronta disculpa para todos sus fracasos en la vida.
Otro beneficio era que podía proyectar en su madre sus propios rasgos indeseables; cuando le señalé que ella se asemejaba a su madre en muchos aspectos, se estremeció y me rogó que no dijera eso porque odiaba tanto a su madre.
A pesar de que sus quejas frente al grupo le permitieron expresar algo de su resentimiento, la situación aun era incompleta para ella. Aún conservaba una buena dosis de odio y resentimiento que aparecía —aun cuando no estuviera hablando de su madre— en su tono de voz, en su postura y en sus gestos.
El virtuosismo o el ser normativo es un subproducto del apegarse, particularmente corriente en aquellos pacientes que evalúan todos los conflictos entre ellos y los demás en términos de bueno-malo, correcto-incorrecto.
Piensan que la única manera de resolver el conflicto para una persona es admitir que es culpable, o malo o estúpido. Ya que admitir estos juicios es humillante y degradante, mucha gente se apega de sus resentimientos con la esperanza de que el otro verá la luz y se humillará admitiendo que estaba equivocado.
Con frecuencia vemos que aun mucho antes que una relación termine, suele haber una gran cantidad de asuntos inconclusos.
Las cosas se complican aun más cuando una de las personas se aleja por cualquier razón y la relación termina.
Apegarse después del término de una relación
Pueden haber asuntos inconclusos entre padre e hijo, entre esposos, entre amantes, entre amigos, o entre cualquier otro par de personas que hayan tenido una relación intensa y duradera. Hay muchos asuntos inconclusos en la relación mientras ésta dura; cuando la relación termina —por muerte, por divorcio, por alejamiento de una persona, etc.—, la relación en sí misma queda inconclusa.
El individuo se halla aun cargado con mucha emoción acumulada y no expresada: viejos resentimientos, frustraciones, antiguas heridas, culpas e incluso amor y aprecio que no han sido expresados. La presencia de estas emociones inexpresadas dificulta poner término a la relación, sencillamente debido a que la otra persona ya no está cerca para escucharlas.
Una de las formas en que puede resolverse esto es que la persona exprese sus sentimientos en fantasía a la persona que se ha alejado. Sin embargo, pocos de mis pacientes han hecho esto. Hay una serie de razones de por qué no lo han hecho.
En primer lugar, algunas de las formas que las personas usan para evitar concluir cosas y que han sido expuestas en la sección anterior, también sirven para evitar concluir la relación y despedirse. Muchos pacientes no se han percatado de lo que sintieron al final de una relación.
Por ejemplo, recuerdo a un joven, quien no se daba cuenta para nada de la intensa culpa y pena que sintió al tener que matar a su gato regalón, por estar éste muy enfermo.
También se obtiene una serie de beneficios al no despedirse. La mujer sola que teme entablar nuevas relaciones con otros hombres puede usar su apego a su marido fallecido como excusa para no comprometerse.
Muchos americanos simplemente han perdido toda capacidad de despedir a sus muertos porque temen ese tipo de emociones —las que tienen que ver con muertes—. El proceso del duelo, que en otras partes del mundo es considerado algo natural y necesario, no ocurre con frecuencia en los Estados Unidos.
Las esposas de los Kennedy fueron elogiadas por no mostrarse emocionadas en público luego que sus esposos fueron asesinados. Contrastando con esto, la viuda de Tom Mboya, el político africano, fue retratada tratando de lanzarse a la tumba de su esposo.
Otro ejemplo de esta incapacidad de hacer lo que es necesario para concluir relaciones fenecidas es el de aquel individuo que ha sido engañado por su mujer. En lugar de expresar sus sentimientos de ira y dolor, tiende a guardarlos para no darle a la otra persona ninguna “satisfacción” por rechazarle.
La reacción adaptativa al divorcio y a la separación sería que cada uno expresara sus resentimientos remanentes y cada cual partiera por su camino; en lugar de esto, muchos divorciados continúan enganchados en una especie de guerrilla, especialmente cuando la alimentaron y el cuidado de los niños se acuerda por la vía legal.
Otra razón de la incapacidad de mis pacientes para despedirse es su falta de disposición a sentir el dolor que sentirían si soltaran las amarras. Probablemente como una reacción al puritanismo americano, que enseñó que la vida no era más que dolor, nos hemos transformado en una nación que cree que es erróneo sentir cualquier tipo de dolor.
Tan pronto las personas comienzan a sentirse angustiadas, toman tranquilizantes o fuman marihuana; tan pronto entran en conflictos con otros, tratan de darle término lo más pronto posible, ya sea evitando al otro o intentando dominarlo o manipularlo y “ganar”.
En vez de soltar las relaciones muertas, mucha gente evita su vacío y su soledad “manteniéndose ocupado”, encontrando una nueva relación lo más pronto posible, o pretendiendo que la persona muerta todavía anda por ahí.
Finalmente, muchas de las personas que evitan despedirse lo hacen porque sienten que dejar ir, especialmente a los muertos, es un deshonor para con ellos. La mayoría de mis pacientes ya no cree en una vida en el más allá, y a menudo sienten que la única clase de inmortalidad posible es la de ser recordado por los vivos.
No se dan cuenta que si realmente hubieran tenido una relación significativa con la persona mientras aun estaba presente, si realmente hubieran dicho “hola”, se habrían enriquecido y habrían ido cambiando continuamente a lo largo de la relación.
Entonces, la persona perdida hubiera realmente llegado a ser parte del que quedó y viviría en una forma mucho más significativa —como una parte del ser de esta persona— en vez de como un terrón de materia muerta introyectada que se interpone entre la persona y su mundo.
Resultados de apegarse
Una de las consecuencias del apegarse son los síntomas físicos. Algunos pacientes han identificado partes de sus cuerpos como representativas de personas que se han ido. Vi a dos mujeres en terapia psicológica que mantenían a sus madres en formas de úlceras.
Otro ejemplo es una joven mujer con la que trabajé en un taller de fin de semana que tenía las manos crónicamente frías, mantenía una actitud de reserva despreciativa hacia los demás y literalmente no los tocaba.
Su madre había muerto cuando ella tenía tres años, y durante nuestro trabajo se había dado cuenta de que sus manos frías eran lazos con su madre muerta y fría y también un símbolo de ella. Cuando fue capaz de despedirse de su madre, sus manos se entibiaron repentinamente, y por primera vez en su vida pudo tener un contacto significativo con los demás.
Otras personas se identifican enteramente con personas fallecidas y tienen el aspecto de cadáveres ambulantes; sus rostros y sus voces son inexpresivos, sus movimientos son controlados y mecánicos, y dicen sentirse físicamente entumecidos.
En segundo lugar, los que han rehusado despedirse generalmente presentan síntomas emocionales. For ejemplo, aquellos que se han identificado con personas fallecidas, están emocionalmente muertos. No me estoy refiriendo a personas deprimidas; esta gente no siente depresión, no siente nada.
Sin embargo, también hay personas que, a causa de no haber completado su proceso de duelo, presentan una forma atenuada de depresión crónica. Son de aspecto abatido, apáticos, y tienen poco interés real en la vida. Han estado deprimidos por tanto tiempo que con frecuencia no se percatan de su depresión.
Otro resultado emocional bastante corriente de la reacción de apegarse es una actitud auto-compasiva y quejumbrosa hacia sí mismo; y, hacia la persona que se ha sido, una actitud quejosa y culpante.
El quejumbroso a menudo usa a la persona que ha perdido como excusa para sus inadecuaciones: “Si mi padre me hubiera querido más, mi vida no sería ahora este desastre”.
El reverso del quejumbroso es el que se agobia a sí mismo con culpas; “Si yo hubiera sido más bueno con mi padre antes de que muriera, se hubiera sentido más feliz, y ahora yo estaría mejor. Ahora no hay forma de remediarlo”.
Un tercer síntoma es la incapacidad para establecer relaciones estrechas con otras personas. El que está continuamente fantaseando con el pasado o con relaciones con personas que se han ido, tiene poco tiempo para los que están cerca. No ve, ni oye, ni siente lo que ocurre en el presente.
Mientras mayor es la capacidad de una persona para concluir situaciones en una relación, más auténtica es la relación. Sin embargo, lo que sucede en la mayoría de las relaciones íntimas es que después de un tiempo se han acumulado tantos resentimientos y desengaños inexpresados que las personas cesan realmente de ver, escuchar o sentir al otro en el presente.
En contraste, las personas que pueden despedirse con un buen “adiós” cuando se van temporalmente, son más capaces de comprometerse totalmente con el otro de una forma realista, fresca y significativa cuando se encuentran nuevamente.
Así, resulta muy importante destacar que el despedirse del padre fallecido o del esposo divorciado, es un proceso idéntico al expresar sentimientos a otra persona y a dejarlo ir durante una ausencia temporal.
Trabajando la despedida con pacientes
El primer paso para ayudar a despedirse a un paciente que está apegado es hacerlo tomar conciencia de su estar apegado y de cómo hace esto. Por lo general, es algo que el paciente dice o hace en terapia psicológica de grupo o individual, lo que me hace sospechar que está en conflicto respecto a algún asunto incompleto.
A veces puede ser un sueño en que aparece la persona muerta, otras veces es un simple gesto. Por ejemplo, en algunos pacientes que han mirado hacia arriba cuando hablan, he descubierto que estaban mirando hacia el “cielo”. Algunas veces el pariente se muestra tan desvitalizado que tengo la corazonada que se ha identificado con una persona fallecida.
Entonces le pregunto al paciente si tiene algún asunto inconcluso con alguien que se ha marchado, y si la respuesta es afirmativa, le pregunto si quiere despedirse. En este momento muchos pacientes dirán que sí; si abiertamente afirman que no desean soltarse del cadáver, trabajaré con ellos lo suficiente como para que se percaten de sus objeciones a despedirse.
Si después de descubrir sus objeciones aun insisten en que no quieren desprenderse y que no tienen conflicto en ello, me detengo ahí. Si un paciente desea trabajar en despedirse, entonces procedo con el siguiente paso.
Trabajando con el asunto incompleto
Como segundo paso, tomo una silla vacía, la ubico frente al paciente y le pido que imagine a la persona fallecida, sentada en ella. Luego le pregunto qué está vivenciando mientras imagina a la persona muerta. Sea cual fuere la emoción o el pensamiento expresado, le pido al paciente que se lo diga directamente a la persona fallecida.
Frecuentemente, los parientes vivencian resentimiento por no haber sido “queridos lo suficiente”, o bien sienten culpas por no haber sido más bondadosos con la persona antes de que muriera. Luego que ha dicho lo que quiere decir, le pido que se cambie de silla y sea la persona muerta. Es frecuente que el paciente diga algo en forma espontánea, pero si no es así, le pregunto nuevamente por lo que está vivenciando, esta vez en el papel de la persona fallecida.
Cuando responde, le pido que se diga eso a sí mismo sentado en la otra silla. La persona fallecida imaginada por el paciente puede sentir rabia por la falta de bondad del paciente hacia él; o bien, puede asumir un actitud defensiva ante el resentimiento expresado por el paciente y dar disculpas por su falta de amor. Después que la persona muerta ha dicho lo suyo, le pido al paciente que cambie de asiento y vuelva a ser él mismo en la primera silla, y le pido que responda al muerto imaginado.
Cuando el paciente se ha metido completamente en los dos roles, le sugiero que se cambie de sillas tantas veces como quiera.
En casi todos los casos se expresa mucha emoción —rabia, dolor, resentimiento, amor, etc.—. Cuando ya el paciente aparenta no tener más asuntos inconclusos, le pregunto si se siente preparado para despedirse. Frecuentemente, los parientes dicen estar listos, pero son incapaces de hacerlo directamente frente al imaginado y fallecido ser querido.
En otras ocasiones, su despedida no suena convincente. En cualquier caso, los ayudo a que se percaten que aun no están listos para soltar a su muerto, ya sea por miedo a no encontrar gente viva con la que relacionarse o porque aun tienen asuntos inconclusos. No empujo ni aliento al paciente en tanto esté dispuesto a hacerse responsable de su apego.
Sin embargo, si el paciente está dispuesto y listo para concluir la relación, por lo general se produce una explosión emocional. Lo habitual es que el paciente complete su proceso de luto y llore; sin embargo, a veces se presenta un sentimiento de gran alivio y alegría por haber eliminado un peso muerto.
Toda vez que este tipo de trabajo sucede en un grupo, es una experiencia bastante conmovedora para mí como para todos los demás presentes.
Lo típico es que surjan sentimientos de mayor calidez y cercanía en el grupo y la mayoría de las personas que participan como observadores al trabajo expresan una especie de profundo y religioso amor por la vida.
Si bien no he hecho estudios sistemáticos sobre los efectos posteriores, mi impresión es que los resultados son duraderos: lo habitual es que el paciente piense poco o nada en la persona desaparecida, y adquiera un sentimiento de mayor energía y un mayor interés por la vida y las demás personas.
Ejemplo clínico
Lo que sigue es una recreación de parte del trabajo que en un taller de fin de semana llevé a cabo con una mujer con la que no había tenido ningún contacto previo. La mujer, a la que llamaré “Sra. R.” era una ama de casa, casada, de alrededor de treinta y cinco años de edad.
Hablaba en forma muy mecánica, dando la impresión de ser una niña que recitaba un poema que se vio forzada a memorizar, pero que no entendía. En la relación con su esposo e hijos hacía el papel de la mártir masoquista, controlándolos al mostrarles lo mucho que la hacían “sufrir”.
Nuestro trabajo de despedida a su madre fallecida comenzó en un sueño en que aparecía su madre. Mientras trabajaba en el sueño, su voz y su comportamiento cambiaron repentinamente; comenzó a llorar y su voz se hizo gimoteante y quejumbrosa. Le pregunté si tenía algún asunto inconcluso con su madre y dijo:
- Sra. R; Bueno… si sólo ella me hubiera querido, las cosas serian diferentes. Pero no lo hizo y… nunca he tenido un verdadero amor de madre (llorando).
- S (Steve Tobin): Pon a tu madre en esa silla y dile eso a ella. Sra. R: Si sólo hubiera cuidado de mí, yo estaría mucho mejor hoy día.
- S: Quiero que le digas eso a ella, no a mí. ¿Puedes imaginarte a tu madre allí, sentada frente a ti?
- Sra. R: Sí, la veo como era ella cuando todavía estaba viva. Madre, si sólo me hubieras querido. ¿Por qué nunca pudiste decirme que me querías? ¿Por qué siempre me criticabas? (un lamento, mas lágrimas).
- S: Ahora cambíate a la otra silla y actúa a tu madre. (Se cambia a la otra silla y no dice nada).
- S: ¿Qué sientes en la piel de tu madre?
- Sra. R: No-No-No sé… no sé qué hubiera dicho ella.
- S: Por supuesto que no lo sabes. Ya no está más aquí. Estás actuando la parte tuya que es tu madre. Sólo di lo que sea que estés vivenciando ahí.
- Sra. R: Oh, ya veo. Bueno, no sé qué decirle.
- S: Dile eso a ella.
- Sra. R M (como Madre): No sé qué dicirte. Nunca supe qué decirte. De verdad te quería, eso lo sabes. Mira todo lo que hice por tí y nunca me agradeciste (su voz suena defensiva y quejosa).
- S: Ahora cambíate y responde como tu misma.
- Sra, R (como ella misma): ¡Quererme! Lo único que siempre hiciste fue criticarme. ¡Jamás lo que yo hacía era lo suficientemente bueno! (su voz comienza a tornarse más quejosa). Cuando me casé con J. no estuviste de acuerdo, siempre me estabas diciendo lo que estaba haciendo mal con los niños. ¡Oh! nunca venías a decirme algo directamente, siempre estabas haciendo comentarios oblicuos o diciendo: “Ahora querida, ¿no sería bueno ponerle otra frazada al niño?” Me hiciste la vida miserable; siempre me preocupaba por tus críticas. Y ahora tengo todos estos problemas con J (se quiebra y comienza a llorar).
- S: ¿Oyes tu voz? Sra.
- R: Sí.
- S: ¿Qué oyes en ella?
- Sra. R: Bueno, supongo que sonaba como quejándome, como sintiéndome apenada, como sintiéndome enojada.
- S: Más bien, te siento auto-compasiva. Prueba esto: dile a tu madre, “Mira lo que me has hecho. Es culpa tuya”,
- Sra. R: Mira lo que has hecho. Eres la culpable de todo.
- S: Ahora anda cambiándote de sillas a medida que prosiga el diálogo.
- Sra. R M: Vamos, déjate de culparme por todo. Siempre te estás quejando de algo. Si hubieras sido mejor —si hubieras sido una hija decente—, no hubiera tenido que criticarte tanto.
- Sra. R: Oh, oh (voz muy baja) Maldición (balancea ligeramente su pierna derecha).
- S: Nota tu pierna.
- Sra. R: L-La estoy sacudiendo.
- S: Exagera eso, sacúdela más fuerte.
- Sra. R: (sacude más fuerte su pierna, comienza a parecer una patada).
- S: ¿Puedes imaginarte haciéndole eso a tu madre?
- Sra. R: No, pero es-es-toy segura que estoy indignada con ella.
- S: Dile eso a ella.
- Sra. R: ¡Estoy indignada contigo! ¡Te odio!
- S: Dile eso más fuerte.
- Sra. R: ¡Te odio! (se oye más fuerte, pero aun hay cierto grado de retención).
- S; ¡Más fuerte!
- Sra. R: iTE ODIO PERRA MALDITA! (Endereza la pierna y patea la silla).
- S: Ahora cambíate.
- Sra. R M: (Ahora con voz mucho más débil) M-me imagino que no te demostré mucho amor. De verdad lo sentía, pero también me sentía infeliz y amargada. Tú sabes todo lo que tuve que soportar con tu padre y tu hermano. Eras la única con quien podía hablar. Lo lamento… quería que fueras feliz… lo deseaba tanto.
- Sra, R: [Seguro que lo hiciste!… sé que me querías, Madre, sé que eras infeliz (su voz es ahora mucho más suave, pero suena real, ni quejosa! ni mecánica). Me imagino que hice cosas que también eran equivocadas. Siempre estuve tratando de sacarte de encima.
- Sra. R M: Sí, tú también eras bastante sarcástica conmigo, Y eso me dolía.
- Sra. R: Me hubiera gustado que me lo dijeras. Jamás imaginé que te dolería.
- Sra. R M: Bueno, ahora todo eso ya pasó.
- Sra.R: Sí, así es. Me imagino que ya no tiene sentido el que te culpe a ti. Ya no estás más por aquí.
- S: ¿Ahora puedes perdonar a tu madre?
- Sra. R: Madre, te perdono… de verdad te perdono. (Comienza a llorar de nuevo, pero ya no en la forma quejumbrosa de antes. Suena genuinamente apenada y llora por unos minutos).
- S: Ahora cambia de asiento.
- Sra. R M: Yo también te perdono, querida. Ahora tienes que seguir adelante. No puedes seguir culpándome para siempre. Cometí algunos errores, pero tú tienes tu propia familia y lo estás haciendo muy bien.
- S: ¿Te sientes preparada ahora para despedirte?
- Sra, R: Sí. Eso p-pienso (comienza a sollozar). Adiós, Madre, adiós, (se quiebra y llora durante unos minutos).
- S: ¿Qué sientes ahora?
- Sra. R: Me siento mejor. Me siento… como aliviada, como si me hubiera sacado un peso de encima. Me siento tranquila.
- S: Ahora que te has despedido de esta persona fallecida, ¿puedes ir y decir hola a la gente viva aquí al grupo?
- Sra. R: Sí, me gustaría.
(Va por la habitación, saluda a la gente, toca a algunos, abraza a otros. Muchos en el grupo están llorosos. Cuando llega donde su esposo, comienza a llorar de nuevo y le dice que lo ama y se abrazan).
Notas:
- * Reimpreso de Psychotherapy. Theory, Research and Fracttce, vol. 8, N° 2, verano 1971, pp. 130-155.
- ** “apegarse”. Hemos traducido de esta manera la expresión “hang on” que aparece en el original. Nos pareció la más cómoda entre otras posibilidades, tales como: estar pendiente, estar colgado, etc. (N. de los T.)
- Foto de Lisandro M. Enrique vía Flickr.
Título original: El Proceso de Despedirse*
Datos para citar este artículo:
Tobin, Stephen A.. (2012). Cómo aprender a decir “adiós” (sin morir en el intento). Boletín de Consultorio Psicológico Condesa, 5(3). https://psicologos.mx/aprendiendo-a-decir-adios-una-parte-importante-de-la-vida/.
Yanina Benítez dice
Hola, mi nombre es Yanina.
Recientemente perdí a alguien muy amado y a pesar del apoyo psicológico, siento que nada avanza. Mi terapeuta me aconsejó un psiquiatra pues dice ver en mi abatimiento. Yo quisiera y necesito poder estar mejor. Estuve leyendo sus artículos así como muchos más. Yo no deje nada inconcluso con ese ser; no tengo enojos ni rabias.
Yo la amo con todo mi ser, la respeté mi vida entera, solo que no entiendo cómo puede ser real todo esto, pues tuvo un accidente lejos de casa y ya no está. Me siento perdida dentro de mi misma y no me puedo encontrar. Amo a mis hijos, mi esposo y la pequeña familia que está en nuestras vidas. Mi ahijada, mis sobrinos y mis hermanas/os, pero no puedo arrancar… no se que pasa.
Si tal vez tenga razón mi psicóloga y algo en mi cabeza dejó de funcionar correctamente y con un tratamiento de estimulación vuelva. Solo puedo decir que esto duele demasiado, que cuando creo estar mejor todo vuelve a empezar nuevamente. Podrían tal vez ayudarme? Gracias
Psicologos.mx dice
Hola Yanina,
Cuando perdemos a un ser querido es inevitable sentir dolor durante un periodo más o menos largo, especialmente como dices que era alguien por quien sientes tanto amor.
Nosotros no recomendamos ir al psiquiatra a menos que en verdad veamos un problema serio, y por lo que dices, parece que estás viviendo tu duelo y eso no implica desequilibrios que no sean normales, pues todo el tiempo hay movimientos dentro de nuestro organismo.
En vez de ello, te sugerimos lo siguiente:
Llora todo lo que necesites, las veces que necesites. Es normal que a veces te sientas bien y luego regrese la tristeza. Entonces llora otra vez;
Háblalo abiertamente con tus seres queridos para que encuentres en ellos, idealmente, apoyo y que dejes de preocuparte si acaso te ven llorar;
Sigue adelante con tus actividades normales, pues te hace bien distraerte haciendo lo que te toca;
Crea espacios para descansar, estar tranquila, llorar, tomar un te calientito, etc. Busca lo que a ti te agrada hacer un regálate eso. Seguro tu familiar desearía que así lo hicieras.
Finalmente piensa que tus hijos un día van a pasar por duelos, problemas y frustraciones igual que tu y todos los seres humanos. La manera como enfrentes hoy tu duelo será un ejemplo para ellos en el futuro, y una enseñanza importante es que se den permiso de llorar y ver que no pasa nada malo por ello.
Recibe un afectuoso abrazo.
Carmen Torrellas dice
Gracias por este artículo, yo perdí a un gran amigo y amor secreto.
Gissell Diaz dice
Me llamó mucho la atención este tema, ya que, siento que eso es lo que me pasa a mi.
Yo no soporto las despedidas, cuando alguien querido se va del país no puedo siquiera ir al aeropuerto. Mi novio se fué a su país después de haber pasado un tiempo conmigo y no pude acompañarlo al aeropuerto porque sentía un dolor muy grande y no paraba de llorar, sé que eso no es normal.
El se vuelve a ir en unos meses, aún ni siquiera tiene el boleto de viaje y yo sólo de pensarlo no puedo contener el llanto, lloro cada vez que esa idea viene a mi mente, no quiero ser así, quisiera poder despedirme como las demás personas lo hacen, no se porque me resulta tan difícil.
Psicologos.mx dice
Hola Gissell,
Cada persona se despide a su manera, aunque efectivamente a veces no es fácil hacerlo. Por lo que describes, es muy posible que haya un tema adicional que está pendiente y que sale a través de las despedidas.
Para que sepas con más claridad cuál puede ser la causa, te sugerimos que vayas con un terapeuta cercano a ti, para que puedas platicar con el o con ella y te ayude a superar esta situación. Saldos!
Carina dice
Un día le dije a mi psiquiatra que estaba enamorada de él y me contestó que íbamos a trabajar la transferencia. Al poco tiempo le escribí 2 poesías de amor que le encantaron. A la sesión siguiente le llevé 2 cartas que le había escrito a mi papá mientras estuvo internado porque mi mamá que estaba separada no dejó que mi hermano mayor me llevara a visitarlo antes de morir.
El terapeuta me dijo qué mi papá fue mi primer amor. Mi enamoramiento se iba incrementando cada vez más con él tanto que un día le envié un mensaje piropeándolo y me dijo que el vínculo terapéutico se había roto por mi actitud. Yo quedé muy desilusionada porque él no trabajó nunca la transferencia y me expuso a una situación horrible.
Me cuesta muchísimo despegar de él tanto que le mando mensajes reclamándole todo lo que me hizo sufrir. Nunca contesta pero los lee y le pedí que no deje de leerme hasta que lo pueda soltar.
Necesito hacerle saber toda mi rabia y qué me duele muchísimo que por su irresponsabilidad haya echado todo a perder después de haber estado 9 meses estable y que por su error me hundió en la tristeza.
Soy bipolar por eso esos 9 meses que estuve bien fueron muy significativos para mi. No me queda claro que le pudo haber pasado para entender un poco.
Psicologos.mx dice
Hola Carina,
Pensamos que lo que pasa es que tu psiquiatra, antes de ser médico, es un ser humano que posiblemente tenga varios temas personales que también necesite trabajar y eso haya llevado su terapia a lugares de poca claridad.
Sin embargo, aunque no mencionas tu edad suponemos que ya eres una persona adulta y no puedes dejar que nadie te desestabilice, haciendo responsables a otras personas de tus vivencias. Si esa persona te hizo daño, entonces déjalo y busca ayuda con una terapeuta mujer, por ejemplo. Toma tu vida en tus manos, trabaja el abandono de tus seres queridos para que puedas tener una relación de crecimiento con una persona que desee estar contigo.
Almaca dice
Vaya cosas… una transferencia tambien puede ser de una mujer con otra mujer, sea cual sea la condicion sexual que el paciente tenga, yo tuve una transferencia muy intensa con mi psicoterapeuta y no soy lesbiana… solo que perdi a mi madre de muy pequeña y la idealicé y transferí con ella, ir a terapia no es fácil, Nada fácil porque se reviven muchas cosas y los psicologos tambien tienen que ir a terapia para no caer en estos errores tan graves estan tratando con la salud mental mucho cuidado
Sara dice
Hola. No sé cómo llegué a este artículo. Pero no pude evitar sentirme muy identificada con tantas cosas, que para mí ahora adquieren un poco de sentido…
Tengo 24 años. A los 17 conocí a una persona y me “enamoré” mucho. Esta persona nunca me brindo momentos estables, compromisos, ni nada de las cosas con las que yo soñaba, de hecho él estaba comprometido con alguien más. Pero yo en mi adolescencia era muy ingenua, y aceptaba lo poco que él me ofrecía.. creo que lo sigo siendo… Y terminé idealizando tanto la relación que llegaríamos a tener algún día (estaba convencida de que así sería) que me cerré totalmente a conocer más gente a mi alrededor. De pronto me metía con hombres para sentir que me desquitaba un poco con él, y terminaba convirtiéndome yo en el tormento de otros. Ahora recordar esto me pesa mucho, porque siempre eran hombres muy muy buenos.
Vengo intentando desde hace mucho tiempo, esmeradamente, apartar mis pensamientos de él. A veces lo logro, y luego comienzo a tener sueños varias noches seguidas que lo involucran. Siento que mi inconsciente no me permite desprenderme de esta situación, por más que me resisto., que tampoco me permite enamorarme de nadie, no siento gusto por nadie, me he vuelto una mujer fría, cualquier hombre que siento que gusta de mi, lo aborrezco automáticamente… siento que nadie llena mis expectativas ( no sé quién me creo)
En algún momento consideré un terapeuta, para que me ayude con este ‘trauma’. Sin embargo me siento ridícula buscando ayuda por algo como esto, cuando hay tanta gente que de verdad tiene problemas graves.. siento que es una pataleta de adolescente caprichosa obsesionada, incluso cuando hace dos años no tengo ningún contacto con él. Y mírame aquí escribiendo esto…
Yo intento mostrarme a mi misma como una mujer fuerte, de carácter.. pero creo que es una máscara que no he aprendido a manejar..
Y desde el momento en que me empecé a esforzar por alejarme de él y de todo lo relacionado con él, también me alejé de mis mejores amigas. Y me siento culpable porque soy consciente de que me he metido en un mundo en el que no quiero que ninguna persona sufra por mi, ni yo sufrir por nadie…
Pero luego pasó días desvelada a la idea de encontrar amor algún día, y de verdad siento que lo repelo, que no será fácil, porque me pienso incapaz de enamorarme de alguien… sin embargo soy muy buena estudiante, estoy enamorada de mi carrera, hago mucho deporte… y trato de estar muy enfocada siempre en esos aspectos que sí son importantes para mí vida…
No sé a qué quiero llegar con todo esto… no sé porque estoy aquí escribiendo esto… Llevo tantos años con el mismo dilema, que no soy capaz de conversarlo con nadie de mi círculo, no quiero desgastar a la gente con mi mismo tema de siempre…
Psicologos.mx dice
Hola Sara, disculpa la tardanza de nuestra respuesta. Si ya tienes identificada la situación que no te tiene contenta, es momento de buscar ayuda de psicólogos o terapeutas que trabajen cerca de ti. No se trata de ver cuánto sufren otros, sino de que tu has identificado un problema y tienes a tu alcance la posibilidad de solucionarlo.
martina dice
Muchas gracias por sus consejos, pero les comento: que mi esposo murió hace 19 meses y no he podido manejar la tristeza que me agobia, no he aceptado su partida y ya no puedo con esto, no encuentro consuelo
Psicologos.mx dice
Hola Martina,
En casos como el que describes, lo que te recomendamos es que busques ayuda psicológica, pues esta situación no necesitas cargarla tu sola. Busca ayuda con alguien de tu confianza y si no conoces a nadie, busca psicólogos en tu ciudad. Cuando hagas cita, mira cómo te sientes con esa persona, pues es muy importante que te sientas en confianza. Así vas a poder lograr mucho más. Ánimo!
Stheysy dice
Me parecio muy bueno el articulo, yo por mi lado ahora mismo estoy pasando por una situacion en la que pienso que amerita despedirme, simplemente soltar, dejar ir a esa persona y seguir con mi vida. Mi ex-novio se fue del pais hace dos dias, estoy consciente de que es muy resiente, no terminamos en malos terminos, solo que antes de tener algo ya el tenia planes de irse. A estado escribiendome estos dias, poniendome al tanto de como le ha ido, el primer dia no me senti tan mal, pero hoy puedo decir que me he sentido bastante triste. Me he cuestionado si es normal que me sienta asi ya que no fue mucho el tiempo que pasamos juntos, tan solo fueron 5 meses. Y otras veces pienso que es normal, que simplemente estoy pasando por un duelo, que es dificil, pero que pasara. Una de las dudas que tengo es no saber si esta bien o no continuar en contacto con el para poderme despedir de el como se debe. Ya que una de las cosas que me agobia es pensar en seguir en contacto y con el tiempo ver como las cosas cambian y se aleja de mi poco a poco. Siento que eso me doleria mucho. Otra de las cosas que me preocupa es ver que este duelo se extienda y ver como el sale adelante como si nada y yo seguir con ese sentimiento de tristeza.
Psicologos.mx dice
Hola Stheysy,
Nuestra recomendación es que seas sincera contigo misma y hagas aquello que esté bien para ti. Sin embargo, puedes hacer todavía más si lo comunicas sinceramente a tu ex novio diciéndole tus motivos para alejarte.
Ser clara y honesta al despedirte ayuda a que los ciclos se cierren de mejor manera para todos los involucrados, así que si está bien para ti, puedes hablar con el, despedirte y dejar que siga su camino mientras tu caminas el tuyo.
Nancy vallez dice
Hola! Podría hablar con alguien?
Tengo algunas dudas conforme al artículo. Me gusto mucho pero la mayoría de lo escrito se refería a cuando perdemos una persona porque está fallece, pero mi duda sería como despedirme de alguien que dejaré de ver por un largo tiempo? Y combatir mis sentimientos!
Psicologos.mx dice
Hola Nancy,
Cierto, hay muchos tipos de despedidas y la muerte es sólo uno de ellos, aunque es el más definitivo. Si tu y otra persona van a separarse por un tiempo largo, te sugerimos tener claro lo que sientes, que muy posiblemente será una mezcla de emociones.
Si eres tu quien se va, tal vez sientas emoción por ver cosas nuevas junto con incertidumbre. Si tu te quedas, tal vez sientas abandono con enojo o impotencia, por ejemplo.
En cualquier caso, hablar con la persona y decirle lo que sientes, ayuda a que su despedida tenga mayor claridad y en tu caso, saber que no te quedaste con cosas por decir… cosas importantes como “te quiero” o “te amo”.
pili dice
Recibí una llamada de un pariente muy cercano de mi primer amor, éramos unos niños de 13 y 14 años cuando nos conocimos, fue una relación linda pero que no termino bien, aun que el fue a quien le di primer beso, conocí en un viaje a otro chico el cual me encanto, el flechazo fue de inmediato, por lo cual, cuando nos volvimos a ver decidi a poner termino a la relación, recuerdo su reacción lloro por que le dolio mucho, e incluso me decia que me perdonaba y que seguiria conmigo por lo cual mi respuesta fue un NO definitivo.
Ahora esta muy mal casi muriendo, en la llamada me dicen que el quiere verme, el tiene ya familia ,y yo por mi lado igual no se que hacer.
Psicologos.mx dice
Hola Pili,
Tu misma estás dando puntos importante de tu respuesta. Ya tienes claro que el tiene familia, por lo que tu no irías a verlo por tener nada con el, sino por el cariño que hubo y para cerrar pendientes y que el pueda seguir su camino en paz. No irías a abrir cosas, sino a cerrarlas, y eso les hace bien a los dos. Cuando tienes claridad de dónde estás tu, las cosas se hacen más fáciles.
En último caso, si no quieres ir físicamente, puedes llamarle y que esa sea tu forma de despedirte y decir lo que necesites por un lado, pero si el en verdad va a morir pronto, también es muy importante que lo escuches, que lo dejes decir lo que necesite sin que eso signifique que pierdas tu centro. Saludos.
Rosa Suarez dice
Hace poco una persona que me gustaba me dijo que le pasaba lo mismo conmigo que llevaba 5 años con su pareja y que hace 2 años que ya no la ama han intentado romper en muchas ocasiones pero al final ella siempre consigue que él vuelva a través del chantaje emocional.
El siente culpa porque en el pasado le fue infiel hace 15 años porque él tomaba drogas, alcohol y tenía una conducta bastante inmoral. Rompieron y el cambió al darse cuenta de su mala vida.
Tras 10 años se reencontraron y volvieron a salir con 50 y 52 años. Han pasado cinco años y desdee hace dos rompen y vuelven.
Ella no ha querido casarse y le dice que por lo que hizo en el pasado.
.No tienen relación ninguno con la familia del otro. y la razón que ella da es por lo sucedido en elmpasado..
Para mí esto es chantaje y manipulacion. Aislando al otro de otros y teniendo crisis terribles de ansiedad y llanto cada vez que le cela .los sentimientos de culpa le matan.Llora y sufre porque no sabe cómo romper con ella.
Le hace ver que si se va ella se morirá de pena.y planta en él el miedo de que ella se suicide
finalmente rompió con ella y me pidió conocerme. Después de haber roto con ella comenzó a salir conmigo pero un amigo le hablo del estado de su ex pareja y fue a verla fue tal el estado emocional en el que se la encontró que cayó en los sentimientos de culpa y volvió con ella. Le contó que tenía un tumor maligno que debían extirparle y luego en un intervalo de 48 horas murieron los suegros Desi hija y aunque volvió con ella para apoyarla y cuidarla, ese día ella se fue sola y se lo quitaron hizo unas horas de reposo y la enviaron a casa. Ella lo engaño porque no le llamó para que la acompañase y le dijo que la llamaron de improviso mientras El está trabando.
El no entendió porque ella hizo esto.
Y aunque no mantienen relaciones íntimas y no hay una efectividad satisfactoria para él y a pesar de que me dice que me quiere y que quiere arreglarlo , que quiere romper con ella pero que no quiere hacerle daño, no encuentra la forma de hacerlo sin que ella llore,tenga una crisis de ansiedad y acabe en urgencias.
Yo le digo que esto es un chantaje emocional, una gran manipulación y cuando realmente amas a una persona entiendes después de todo este proceso tan largo de romper y volver y romper y volver qué es mejor dejar ir a la pareja.
si El realmente no es feliz.
Nosotros no nos vemos y casi no hablamos por nuestras creencias religiosas. Somos creyentes cristianos y por tanto aceptamos que no puede existir nada entre nosotros mientras él no termine con su relación, y sea una persona completamente libre. Básicamente la gran dificultad de esta situación es que no desea causarle ningún dolor.
Me ha pedido que espere,que le dé tiempo y yo estoy intentando mantenerme fuerte en la distancia.
Mi pregunta es ¿cómo puede una persona romper con otra que te manipula que te engancha que no te deja nunca libre porque solo le importa que estés con ella no le importa como esté ,él y cuando rompe ella, no se pone tan mal.?
Le he aconsejado asistir a una consulta con un psicólogo que les ayude a comunicarse para que él pueda decirle realmente que no quiere continuar y sea apoyado en un terapeuta para que ella reciba la ayuda que necesita y para que no pueda seguir chantajeando.
yo quiero que El sea feliz aunque sea sin mi y si supiese que ella le dejaría irse tranquilo si luego no sale conmigo.yo renunciaría . Aunque ya lo estoy pasando muy
mal se que sufriría untiempo.Pero ya se lo que es un luto y puedo trabajar en edo .Aunque desearía de todo corazon poder llegar a estar juntos.
Por favor Podríaa darle algún consejo a El para que pueda liberarse de sus sentimientos de culpa basados en cosas que sucedieron en el pasado lejano?.
En los últimos 5 años juntos en los que él ha sido fiel y ha tenido una buena conducta ha sido un hombre recto y es buena persona. Pero tiene un gran sufrimiento solo de pensar en hacerle daño porque según él, ella se portó muy bien con él.E una relación extraña puesto que ninguno de los dos se relaciona con la familia del otro y no se han casado porque ella no confía en él pero mi sensación después de lo que he visto es que es una persona celopata y que realmente nunca confiaría en él aunque él fuese el hombre más recto y firme y bueno del mundo .Porfavor podría darle algún consejo.yo sé que debo marcar para mí un tiempo razonable para despedirme si no termina con esa relación y que debo despedirme de la idea de que si lo hará, para prepararme por si al final no la deja .
Le agradecería muchísimo su ayuda.