Introducción
La familia, en su devenir histórico, ha presentado diversos cambios en su estructura, que llevan a los profesionales de las Ciencias Sociales y Humanas, a establecer también, nuevas formas de abordaje ante una realidad exigente, que pone a prueba nuestro espíritu creativo.
Así pues, giran alrededor del amplio campo de familia, ciertas categorías que llaman particularmente mi atención. Es por ello, que, en esta oportunidad, centraré mi reflexión, en un concepto que, a mi modo de ver, requiere de un análisis consciente, que permita develar o en el mejor de los casos, generar nuevos cuestionamientos en términos de su comprensión y todo lo que conlleva consigo, hablar de “la familia disfuncional”.
Habría que preguntarse tal vez, ¿Qué determina que una familia pueda ser catalogada como disfuncional? y, ¿Cuáles con los efectos que trae consigo, dicha denominación para la familia misma? Esta es pues, una invitación amable y respetuosa, a visibilizar de manera más consciente y profunda, aquellos postulados que incluimos en nuestro discurso y las implicaciones del uso de los mismos.
La Familia: Un Universo multicolor
“Muchos de los problemas en el mundo
comienzan en una familia
disfuncional”
(Sánchez, 2018).
Es muy común escuchar, no sólo en el lenguaje cotidiano, sino, y con mayor preocupación aún, por parte de los profesionales de las Ciencias Sociales y Humanas, en sus ejercicios diagnósticos que, una de las premisas o características propias de algunas familias, es la disfuncionalidad. Término acuñado por diversos autores, cada uno con unas particularidades frente a ello.
Martínez (s.f), afirma por ejemplo que “la disfuncionalidad, como su nombre lo indica, hace alusión a los trastornos que producen disminución en el funcionamiento de un sistema familiar. Puede significar dolor y agresión, ausencia de afectos de bienestar, deterioro y posible desintegración” (p. 320).
Así mismo, encontramos otro postulado que define una familia disfuncional como aquella que “suele tornarse hermética, dando forma a un mundo cerrado y corrosivo que se rige por una lógica que es puro veneno” (Sánchez, 2018, párr. 14).
Valdría la pena preguntarse entonces, ¿Cuáles son los criterios que enmarcan la premisa que define a la familia como funcional o disfuncional?, ¿No estaremos cayendo por medio de estos postulados en estereotipos preconcebidos o rótulos que bien acomodamos a nuestro discurso?, sin pensar siquiera en lo que para una familia puede significar el ser nombrada como disfuncional.
Sí, es cierto que existen familias con dificultades en el ejercicio de las normas, los limites, la comunicación, los vínculos relacionales y demás, pero también es igual de cierto que, todos aquellos elementos que componen la dinámica familiar, son los que dan cuenta de las características singulares de las familias, de sus códigos y sus maneras particulares de convivir y, en esa medida, es desde esa particularidad que debemos acogerlas y acompañarlas, evitando caer en el mecanicismo o en juicios de valor disfrazados, que parten desde concepciones excluyentes.
Es decir, no podemos desconocer aquellos efectos adversos, propios de la intimidad familiar (sentimientos de malestar, ira, ansiedad, tristeza, incertidumbre), pero no es precisamente ello lo que define la esencia de una familia. Se trata más bien, de resignificar aquello que causa tales sentimientos y que puedan ponerlos de manifiesto de una manera más sana.
Quintero (s.f, como se citó en FAMFUNMEX, A, C. 2013) manifiesta que:
La palabra disfuncional nos dice que la familia ‘no funciona’; es decir, que no cumple las labores que le atribuye la sociedad, pero esto no es tan literal. Yo diría que estos grupos, aunque mal, están funcionando, y que sus individuos, aun con errores, se desenvuelven. (párr. 5)
Así las cosas, y teniendo en cuenta el argumento anterior, me rehúso a la idea de pensar siquiera que una familia pueda ser catalogada desde una perspectiva disfuncional, pues, a criterio personal, eso que llamamos “disfuncional”, finalmente, funciona, a su manera, pero lo hace. Cada familia, es un Universo multicolor, que va pincelando de múltiples formas y sabores, su trasegar por la vida misma.
Conclusiones
Cuando concebimos a una familia como disfuncional, estamos de entrada, creando una brecha entre la relación terapeuta-paciente. No podemos ir por la vida en piloto automático, reproduciendo palabras y conceptos, sólo porque se asumen como categorías preexistentes. Hay que fecundar nuevos horizontes, desde miradas integradoras y aportaciones diversas que le ajusten al contexto actual.
En medio de las trasformaciones que atraviesa el contexto familiar, hay una inquebrantable y constante invariable, que sigue poniendo a la familia en un escenario natural de cuidado, acompañamiento, orientación y socialización de los seres humanos.
El reto constante es volver sobre aquello que está generando ruido y ponerlo en un contexto distinto, buscando dotarlo de nuevos significados y emprendiendo de este modo, experiencias enriquecedoras y novedosas que alimenten nuestro que hacer.
Referencias bibliográficas
- FAMFUNMEX, A, C. (17 de abril del 2013). Disfunción Familiar: Causas y Efectos. https://familiasfuncionalesdemexico.webnode.mx/news/disfuncionalidad-familiar/
- Martínez, M. (s.f). Funcionalidad y Disfuncionalidad de la Familia. Perspectiva de la Psicoterapia Familiar. https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/5/2106/27.pdf
- Sánchez, E. (29 de diciembre del 2018). Familia Disfuncional: 5 características. https://lamentesmaravillosa.com/familia-disfuncional-5-caracteristicas/
Luz Adriana López Agudelo:
Jefatura de Ciencias de la Salud, Universidad del Valle de Atemajac UNIVA
Maestría en Terapia Familiar Sistémico Relacional
Reflexiones sobre el estilo Terapéutico/Foro de Actualidad en Terapia Familiar
Dr. Roberth Eugene Martínez Frías
22 de septiembre de 2021
Datos para citar este artículo:
López Agudelo, Luz Adriana. (2021). La familia: un universo multicolor. Boletín de Consultorio Psicológico Condesa, 14(4). https://psicologos.mx/la-familia-un-universo-multicolor/.
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