Durante los últimos años, las neurobiología ha tenido como objetivo principal el explicar la relación que existe entre ciertas conexiones neuronales, estructuras del cerebro y las diferentes manifestaciones de la conducta humana (Jorquera, Fuentes y Hernán, 2010), desarrollando así, métodos y técnicas para la aproximación al estudio de esta relación.
Estos métodos y técnicas son cada vez menos invasivos y costosos a comparación con años anteriores, por lo que se ha facilitado y ha aumentado el interés por el estudio en estas áreas; las técnicas de imagen cerebral como la Resonancia Magnética, la Resonancia Magnética Funcional, la Tomografía por Emisión de Fotón Único y el electroencefalograma, son técnicas que permiten a los profesionales medir y evaluar las funciones al igual que las disfunciones del cerebro en personas tanto sanas como con alguna patología o enfermedad mental (Fliguer y Desimoni, 2012).
Un tipo de manifestación conductual que es de interés para el estudio de la neurobiología, es la conducta antisocial, la cual incluye actos agresivos y violentos en contra de la sociedad, psicopatía, trastornos de personalidad antisocial, (Borja y Ostrosky-Solís, 2009) y conducta delictiva (Ortega-Escobar y Alcázar-Cárcoles, 2015).
Estas conductas y patologías, son consideradas como graves, puesto que afectan el bienestar tanto del individuo como el de la sociedad, surgiendo así la necesidad de indagar en estas para su prevención y/o control desde diferentes áreas de estudio.
Sin embargo, esta disciplina, la neurobiología, no deja de lado otros factores para el estudio completo de este tipo de conductas, como son los factores genéticos, eventos traumáticos, ambiente sociocultural, aprendizaje, etc., puesto que se ha visto que estos factores interactuando mutuamente favorecen la aparición de conductas antisociales que predominantemente son delictivas.
Toda conducta es producto de una interacción entre variables internas y otras externas, es decir, las ambientales y las conductas delictivas, por ejemplo, no son la excepción, estas dependen de la interacción de estas variables junto con las predispuestas genéticamente.
Aunque exista posturas en las que se cargue una mayor responsabilidad a factores biológicos y otras a factores ambientales, existe evidencia a favor de que la predisposición genética a la conducta antisocial psicópata, factores socioculturales, el aprendizaje, y la vivencia de eventos traumáticos en edades predominantemente tempranas como la niñez y adolescencia, potencian la aparición y desarrollo de este trastorno conductual en la edad adulta, favoreciendo la violencia y agresión hacia el ambiente, ya que se genera una afectación a los mecanismos neurobiológicos reguladores de la conducta (Borja y Ostrosky-Solís, 2009).
Es por esto que existe una dificultad para determinar el origen de estas conductas, ya que son multicausales y no pueden reducirse a solamente una mutación o alteración orgánica, lo que conlleva a estudiar la problemática desde todas estas posibles causas (Fliguer y Desimoni, 2012).
Dicho esto, se podría dictaminar que ciertos individuos con características biológicas especificas muestran una predisposición y vulnerabilidad mayor a desarrollar estos rasgos psicopáticos, que pueden conllevar a la delincuencia (Borja y Ostrosky-Solís, 2009).
De esta manera, la neurobiología ha aportado descubrimientos que impactan de manera directa el ámbito de la psicología jurídica y el sistema legal, puesto que sus avances refieren a temáticas como la culpabilidad (Fliguer y Desimoni, 2012), la agresión y la violencia (Ortega-Escobar y Alcázar-Córcoles, 2015). Volviéndose así aliados en el estudio, prevención y tratamiento de conductas antisociales o patologías en las cuales se manifiesten conductas de este tipo, pero abordándolas desde diferentes puntos de vista.
Pudiendo así concluir que la neurobiología aplicada a temas como la violencia y la agresión, es de gran ayuda a la psicología jurídica, siendo estas disciplinas complementarias la una de la otra en el ámbito legal.
Los aportes de la neurobiología son herramientas que sirven a la psicología jurídica para tener una mayor objetividad en cuanto al estudio de la conducta antisocial.
Tanto la neurobiología como la psicología jurídica, son disciplinas que aportan desde sus conocimientos al estudio de la conducta antisocial, siendo cada una portadora de información de distintos factores asociados a la conducta delictiva, y que, de manera separada, no podrían ser estudiados.
Esta relación entre la psicología jurídica y la neurobiología, puede alentar y promover más perspectivas integradores entre diferentes disciplinas que pudieran no tener relación alguna desde su objeto de estudio, evitando así el reduccionismo determinista de las diferentes disciplinas.
Por ejemplo, los nuevos descubrimientos de las neurociencias relacionados a emociones, toma de decisiones, planificación de conductas, etc., han impactado y revolucionado otras áreas como lo son la economía, marketing,, educación, deporte, etc. (Fliguer y Desimoni, 2012).
Nos encontramos en una era en la cual debe haber trabajos multidisciplinarios, y la psicología es una disciplina que puede tener relación casi con todas las demás, ya que estudia el comportamiento humano, y este de encuentra presente en cualquier acción de la vida cotidiana, involucrando todas las actividades que realizan los humanos.
Referencias
- Albornoz, J., Fuentes, C. y Hernán, M. (2010). Neurociencia y derecho penal de los incapaces. Universidad de Talca (Chile).
- Borja, K. y Ostrosky-Solís, F. (2009). Los eventos traumáticos tempranos y su relación con la psicopatía criminal. Revista Chilena de Neuropsicología. 2 (4). 160-169.
- Fliguer, J. y Desimoni, L. (2012). Problemas actuales del campo criminológico-forense en América Latina. Buenos Aires. Editorial de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales.
- Ortega-Escobar, J. y Alcázar-Córcoles, M. (2015). Neurobiologia de la agresión y la violencia. Anuario de Psicología Jurídica. 1 (26).
Autora: Ana Sofía Fonseca Moreno. Contacto: [email protected]
Datos para citar este artículo:
Fonseca-Moreno, Ana Sofía. (2019). La neurobiología en el ámbito de la psicología jurídica. Boletín de Consultorio Psicológico Condesa, 12(2). https://psicologos.mx/la-neurobiologia-en-el-ambito-de-la-psicologia-juridica/.
Lizbeth Suxo dice
¿Qué aporte tuvo en el ámbito clínico este articulo?
Buenas noches